Uno de los principales sistemas que puede sufrir fallas durante el periodo estival es el aire acondicionado, ya que normalmente es sobreexigido, acelerando la pérdida de gas y el desgaste o rotura de filtros o del compresor, en el peor de los casos. Por lo tanto, se recomienda evitar usarlo a máxima potencia y no encender el vehículo con el aire activado. Procura ventilar el habitáculo antes de iniciar la marcha para bajar la temperatura. Revisar el sistema antes de emprender un viaje prolongado y realizar una recarga del gas refrigerante son acciones simples que se pueden realizar con anticipación y que evitan problemas durante un viaje.
En general, las altas temperaturas afectan el buen estado y funcionamiento de los neumáticos. Por ejemplo, si la presión de las ruedas es baja, exponerlas al sol por periodos prolongados puede hacer que esta caiga hasta un 15%, afectando directamente la conducción del vehículo. Por lo tanto, se recomienda revisar la presión de las ruedas cada 15 días durante el verano para evitar problemas.
Los fluidos en los vehículos con motores de combustión cumplen un rol relevante en el buen funcionamiento de la maquinaria. Por lo tanto, se aconseja chequear periódicamente el nivel de aceite, líquido de frenos, refrigerante y el lubricante de la caja de cambios. Si bien estos líquidos deben ser revisados durante todo el año, en el periodo estival es aún más necesario, especialmente cuando se planea realizar desplazamientos extensos.
Parece más que obvia esta recomendación, pero no todos tienen la misma idea y, por lo tanto, se insiste en que, dentro de sus posibilidades, el automóvil debe quedar estacionado en lugares que ofrezcan sombra. Exponerlo innecesariamente al sol directo y a las altas temperaturas del periodo estival no solo hará que al volver a usar el vehículo sea desagradable por el calor que se concentra en su habitáculo, sino que también acelerará su proceso de desgaste. De hecho, si no hay lugares con sombra, el tradicional "parasol" que se coloca detrás del parabrisas se hace fundamental, ya que no solo evita que el volante esté a altas temperaturas, sino que también previene que el sol reseque el tablero del auto y hasta los paneles de las puertas. También es responsable de los pequeños pero molestos chirridos que, en ocasiones, escuchamos en los autos más antiguos.
La pintura del auto es uno de los elementos que más "sufren" con el sol, pudiendo afectar directamente la estética del vehículo. Por lo tanto, debes procurar estacionarlo bajo techo o en lugares con sombra. Si no es posible, cubre el vehículo con fundas que actualmente se venden en el comercio o sitios de internet. Es fundamental, además, mantener la carrocería limpia para evitar que la suciedad acelere los daños que los rayos UV pueden generar a la pintura. Lo ideal es encerar el vehículo con regularidad, ya que una simple capa de este producto ayudará a proteger la pintura del sol y otros agentes externos.
Si vas a lavarlo, hazlo en lugares con sombra, ya que al hacerlo con luz solar directa puede generar que el agua con los productos aplicados se seque demasiado rápido sobre la pintura, generando la aparición de manchas.
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