El consejero delegado de Renault, Luca de Meo, pidió a los responsables europeos medidas de protección para el sector automovilístico local, el que pasa por un "preocupante" proceso de debilitamiento ante la potente arremetida de los vehículos eléctricos chinos, a los que calificó como más avanzados y más competitivos.
En una carta enviada a cientos de responsables de la Unión Europea (UE) hecha pública este martes, De Meo se queja de que hay "una competencia desequilibrada" entre una Europa que "reglamenta masivamente" su producción vehículos cero emisiones y los fabricantes chinos que reciben no pocas ayudas de su gobierno o los estadounidenses que ya han puesto en marcha un plan de estímulo para potenciar la venta de sus autos.
En una entrevista a Le Monde sobre ese mismo tema, el que también es presidente de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), puntualiza que tampoco está a favor del cierre del mercado de la UE a China, porque sería contraproducente dado el grado de dependencia respecto al gigante asiático.
"Lo que propongo -explica- son más bien nuevas reglas. El mercado no es una foto fija, es un vídeo, una película. Cambia. Tal vez necesitamos un enfoque defensivo durante un cierto tiempo".
La Comisión Europea ha abierto una investigación sobre las ayudas públicas en China al sector automovilístico, lo que podría conducir a que Bruselas a imponer aranceles a las importaciones, una cuestión que De Meo prefiere eludir con el argumento de que aunque colaboran en ese procedimiento las decisiones "no dependen de nosotros".
Su diagnóstico, en cualquier caso, es que fabricar en Europa un auto medio del llamado segmento C cuesta entre 6.000 y 7.000 euros más en Europa que en China, es decir un 25% de su precio total.
Eso gracias a las subvenciones (entre 110.000 y 160.000 millones de euros en 2022) y a la masificación de la producción, ya que con el avance tecnológico que han conseguido y con el enorme mercado interior, los fabricantes chinos representan alrededor del 60% de las ventas mundiales de vehículos eléctricos y su cuota de mercado en Europa era del 4% en 2022.
Para el CEO de Renault, la solución no es cerrarse a China porque sería cerrarse a su tecnología, que es más avanzada en ese campo, pero también al aprovisionamiento de elementos fundamentales para fabricar las baterías, como las minas, la química y el refinado de los minerales.
Su apuesta es hacer como los chinos hicieron cuando llegaron los fabricantes europeos a su mercado, a mediados de los años 1980: imponer empresas en común con compañías europeas que tendrían el 50% de la participación y la obligación de aprovisionamiento local.
De Meo se muestra muy crítico con lo que llama "el amontonamiento de normas y de reglas" medioambientales que van a tener que afrontar de aquí a 2030 los fabricantes europeos, una situación que es "muy penalizante" para ellos.
Como los otros bloques mundiales no son tan estrictos, para evitar la pérdida de competitividad Europa tendría que "proteger su mercado", pero manteniéndose abierta a las innovaciones conseguidas por los chinos, precisó.