El fabricante de vehículos estadounidense Ford Motors Co. decidió postergar sus planes para lanzar un nuevo SUV eléctrico de tres filas de asientos y destinar todos sus recursos y esfuerzos en el desarrollo de un cero emisiones más asequible para el público y que pueda competir con la oferta de las marcas chinas.
Este cambio en el rumbo de la marca del óvalo azul se explica en medio de las preocupaciones sobre la cambiante demanda del mercado y la creciente competencia, especialmente de marcas como BYD que en el último tiempo han desarrollado una agresiva campaña de desembarco en los principales mercados mundiales con vehículos que no solo destacan por su bajo precio, sino también por diseño y tecnología.
Un reporte de Bloomberg detalla que este cambio estratégico de Ford apunta a priorizar el desarrollo de un vehículo eléctrico más económico, con un precio objetivo cercano a los 25.000 dólares.
Se conoció además que este proyecto está siendo liderado por un equipo de menos de 100 personas, con base en Irvine, California, bajo la dirección de Alan Clarke, reconocido por su trabajo en el exitoso Modelo Y de Tesla.
El enfoque principal del equipo es crear una plataforma que utilice baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), lo que permitiría la fabricación de vehículos compactos y potencialmente pick-ups pequeñas.
Ford tiene como objetivo lanzar este vehículo para fines de 2026, aunque no está claro si se refiere a su presentación pública o a su inicio de producción.
El CEO de Ford, Jim Farley, señaló la importancia de centrarse en la eficiencia y el costo en la fabricación de vehículos eléctricos, reconociendo a Tesla y a los fabricantes chinos como sus principales competidores en este ámbito.
El informe de Bloomberg también destacó la creciente amenaza que representan los fabricantes chinos para las automotrices estadounidenses, especialmente con vehículos como el BYD Seagull, que ofrece características atractivas a un precio notablemente más bajo que los competidores estadounidenses.
Ante ese escenario, Ford tiene la necesidad de adaptarse a un mercado automotriz en constante evolución y donde la competitividad en términos de precio y tecnología es cada vez más relevante, sentencia el reporte.