El fabricante de vehículos japonés Daihatsu Motor, subsidiaria del gigante automotriz Toyota, anunció esta jornada que tras más de cuatro meses de paralización reiniciará la producción en todas sus plantas de ensamblaje, las que fueron suspendidas luego que quedara al descubierto una serie de irregularidades en el desarrollo de sus modelos.
De esta manera, la compañía retomó durante esta jornada la totalidad de la producción de minivehículos Copen en su fábrica principal en Ikeda, en la prefectura de Osaka, tras haber reiniciado gradualmente su producción nacional desde febrero pasado.
Las otras tres fábricas de la empresa están ubicadas en las prefecturas de Kioto, Oita y Shiga, las que se someterán a igual proceso de reactivación.
En diciembre de 2023 los responsables de la compañía decidieron detener la producción en todas sus fábricas luego que un informe externo, solicitado por la empresa, dejó al descubierto la manipulación de al menos 25 test a los eran sometidos los vehículos de producción.
Las irregularidades, agregó el informe, afectaron a 64 diferentes modelos de vehículos y tres tipos de motores. De ellos, 22 ejemplares y un motor se comercializaron bajo la marca Toyota, mientras que el resto en el catálogo de Daihatsu Motor.
"Nos esforzaremos para producir automóviles con más cuidado que antes para poder garantizar una buena calidad del producto", dijo el fabricante de automóviles en un comunicado este martes.
Daihatsu, subsidiaria de plena propiedad de Toyota, es uno de los mayores fabricantes de minivehículos ‘kei’ (ligeros), modelos ampliamente populares en Japón y en países del sudeste asiático, y como tal desempeña un papel fundamental en la estrategia de expansión de ventas de Toyota en todo el continente asiático.
Daihatsu cuenta con una cuota de mercado de aproximadamente el 30% para modelos de minivehículos, lo que la convierte en líder del sector junto a su competidora Suzuki Motor, según datos del diario nipón Nikkei.