El gigante chino de la industria automotriz BYD está empeñado en posicionarse en Europa y con ese objetivo en mente, el director gerente para esa región, Michael Shu, informó que la empresa explorará la posibilidad de levantar una segunda planta ensambladora en el Viejo Continente en 2025, la que se sumaría a la que ya fue confirmada en Hungría.
De forma paralela, añadió el ejecutivo, la automotriz, líder en la venta mundial de vehículos con tecnología eléctrica, trabaja en un modelo cero emisiones de bajo costo y que está pensado para los mercados de Europa donde este segmento sigue siendo prohibitivo por el alto precio de sus modelos.
En su intervención en la conferencia Future of the Car del Financial Times, Shu dijo que este vehículo estará basado en su modelo chino Seagull, el que se vende en el mercado del gigante asiático por menos de 10.000 dólares, por lo que su versión europea debería tener un costo inferior a los 21.550 dólares (20.000 euros) en los mercados del bloque.
A la fecha, en Europa los vehículos eléctricos son en promedio un 30% más caros que los propulsados por motores de combustión, diferencia que ha frenado la demanda por ejemplares a batería, empujando a los fabricantes locales enfrentar la necesidad de desarrollar ejemplares de más bajo costo, algo que parece imposible en un corto plazo.
Ante este escenario, Shu dijo que BYD quiere aprovechar sus ventajas para convertirse en el fabricante de vehículos eléctricos líder en Europa, algo que "confiamos” podría ocurrir en 2030.
BYD dijo en diciembre pasado que construiría una planta de vehículos eléctricos en Hungría, convirtiéndose en el primer gran fabricante de automóviles chino con una base de producción en Europa, aún cuando el grupo chino Chery tomó la delantera al anunciar posteriormente un acuerdo con empresas españolas para comenzar a operar en la antigua planta de Nissan en Barcelona, algo que ocurrirá en los próximos meses.
Shu de BYD hizo estas declaraciones mientras el presidente chino Xi Jinping visitaba precisamente Hungría en la tercera y última parada de su primera gira europea en cinco años.
Hungría, bajo el gobierno del primer ministro derechista Viktor Orban, se ha convertido en un importante socio comercial y de inversión para China, en contraste con otras naciones de la Unión Europea.
Las cálidas relaciones políticas se han convertido en inversiones a medida que los fabricantes chinos de baterías y vehículos eléctricos comenzaron a instalar producción en Hungría. De hecho, el fabricante de baterías para vehículos eléctricos CATL es uno de los mayores inversores en ese país con una planta de 7.300 millones de euros (7.860 millones de dólares) en Debrecen.