La industria automotriz estadounidense se enfrenta a un desafío significativo con la entrada de fabricantes chinos de vehículos eléctricos (EV) en el mercado norteamericano, quienes buscan establecerse en México para aprovechar los acuerdos comerciales entre el país latinoamericano, Estados Unidos y Canadá.
De hacerlo, los fabricantes chinos podrían evitar las trabas arancelarias anunciadas por Estados Unidos para evitar la llegada de vehículos eléctricos de bajo costo del gigante asiártico, lo que ha generado preocupación entre autoridades y las automotrices norteamericanas.
Los vehículos eléctricos chinos cuestan aproximadamente la mitad del precio de los que se fabrican en Estados Unidos, que tienen un costo promedio de 55.000 dólares. Esta diferencia de precios pone en una posición difícil a las marcas locales, que podrían verse obligadas a cerrar fábricas y despedir trabajadores.
Frente a este escenario, el senador Sherrod Brown, demócrata de Ohio, expresó su preocupación en una carta al presidente Joe Biden, pidiendo una prohibición total de los EV chinos para proteger la industria nacional.
Por su parte, la Alianza de la Manufactura Estadounidense advirtió que los EV chinos representan un "evento de nivel de extinción" para la industria automotriz estadounidense, tal como ya ocurrió años atrás cuando la competencia china, subsidiada por el gobierno, devastó varias industrias de Estados Unidos, como la acerera y la de paneles solares.
El tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), negociado durante el gobierno de Donald Trump y promulgado en 2020, permite que los automóviles chinos ensamblados en México ingresen a Estados Unidos con aranceles bajos o sin aranceles, siempre y cuando cumplan ciertos requisitos. Estos vehículos podrían venderse muy por debajo de los precios típicos en Estados Unidos, aprovechando los beneficios arancelarios del pacto comercial.
Las opciones de Estados Unidos
Para contrarrestar esta amenaza, Estados Unidos tiene varias opciones. Los funcionarios de aduanas podrían dictaminar que los EV chinos no califican para los beneficios arancelarios del T-MEC por ser ensamblados en México. También podrían presionar a la nación latinoamericana para que mantenga fuera a los vehículos chinos o prohibir su entrada por razones de seguridad nacional.
El expresidente Donald Trump sugirió imponer aranceles del 100% a los EV chinos para proteger la industria estadounidense. Sin embargo, cualquier medida que tome el gobierno de Estados Unidos probablemente enfrentará desafíos legales de las empresas que quieran importar los EV chinos.
La preocupación aumenta si se considera que China ha tomado una ventaja abrumadora en la producción de EV, representando casi el 62% de los 10.4 millones de EV producidos globalmente el año pasado. Estados Unidos, en segundo lugar, sólo fabricó alrededor de 1 millón de unidades, menos del 10% del total.
Además, los fabricantes chinos han logrado avances tecnológicos significativos y mantienen costos bajos, con vehículos como el Seagull de BYD, que se vende por solo 12.000 dólares en el mercado del gigante asiáticos.
Ante este escenario, los legisladores y las compañías automotrices estadounidenses están preocupados por la capacidad de los fabricantes chinos para mantener precios bajos gracias a fuertes subsidios gubernamentales. En ese contexto, se conoció que Beijing ha gastado más de 130.000 millones de dólares para el desarrollo de los EV y otros vehículos ecológicos entre 2009 y 2021.
Aumento de aranceles
El presidente Biden aumentó drásticamente los aranceles a los EV chinos, del 27.5% al 102.5%, en un intento por sacar del mercado estadounidense incluso a los vehículos de bajo costo como el Seagull de BYD. Sin embargo, el T-MEC podría permitir que los vehículos ensamblados en México eviten estos aranceles, siempre y cuando cumplan con los requisitos del tratado.
De hacer, indica un informe de AP, los fabricantes chinos podrían eludir los impuestos anunciados y les permitiría pagar sólo un arancel del 2.5%.
Aunque Estados Unidos podría rechazar esta situación, sería difícil prevalecer en un desafío legal en la Corte de Comercio Internacional de Estados Unidos.
Seguridad nacional
Una forma más eficaz de mantener fuera a los EV chinos sería bloquearlos por motivos de seguridad nacional.
En tal sentido, se explicó que los EV actuales están cargados de tecnología que podría recopilar información confidencial, y China es vista no solo como un competidor económico, sino también como un adversario geopolítico y potencialmente militar.
El gobierno de Biden incluso ha advertido que los vehículos eléctricos chinos podrían ser vulnerados o inhabilitados de manera remota y bajo esa premisa se ordenó en febrero una investigación sobre la tecnología de los "automóviles inteligentes" chinos, lo que podría ser un preludio para bloquear estos vehículos por razones de seguridad nacional.
Evitar su llegada a México
Estados Unidos podría también presionar a México para que no permita la inversión en EV chinos. Si las negociaciones del T-MEC en 2026 no resultan favorables para Estados Unidos, podría dejar que el tratado expire.
La Organización Mundial del Comercio, que en el pasado habría manejado disputas de este tipo, se ha vuelto ineficaz, ya que su Órgano de Apelación dejó de funcionar en 2019.
En este nuevo contexto, se indicó que la capacidad de Estados Unidos para proteger su industria automotriz dependerá de su habilidad para implementar políticas unilaterales y negociar acuerdos bilaterales favorables.