El fabricante de autos de lujo Porsche se había resistido a modificar sus planes de transición eléctrica, tal como ya lo han hecho otras automotrices. Sin embargo, la fuerte desaceleración experimentada este año en la demanda mundial de vehículos a batería y los malos resultados en China debido a la caída del consumo doméstico lo han llevado a replantear sus metas.
En consecuencia, la marca alemana del grupo Volkswagen decidió ajustar sus objetivos al reconocer que no podrá lograr que en 2030 ocho de cada diez vehículos vendidos por la empresa sean 100% eléctricos.
"La transición a los vehículos eléctricos llevará más tiempo de lo que suponíamos hace cinco años", dijo Porsche en un comunicado, puntualizando que las ventas dependerán de la demanda y la evolución del mercado de vehículos eléctricos a nivel global.
Estas nuevas declaraciones suponen un cambio respecto a las palabras pronunciadas ante los analistas en marzo pasado por parte del consejero delegado de la marca, Oliver Blume, quien asumió entonces que la firma "se mantendría fiel a sus objetivos".
Esta declaración de intenciones del grupo automovilístico alemán llega mes y medio después de que, a principios de junio, los accionistas pidieran al consejo de administración y a la dirección de la marca dar marcha atrás en sus inversiones de electrificación de las ventas durante los próximos años. Esto se debe a la desaceleración mundial de este mercado, la creciente competencia de China y la escasa rentabilidad que aporta esta división a los resultados de la empresa.
Los títulos de Porsche han perdido más de un 35% de su valor en el último año, mientras que las acciones de competidores como Ferrari se han disparado casi un 40% en el mismo periodo.