El gobierno chino está presionando a sus fabricantes de automóviles para que frenen su expansión en Europa en medio de la crisis con Bruselas por los vehículos eléctricos. Según informa Europa Press, Pekín ha pedido a las compañías que detengan la búsqueda de nuevos centros de producción y que pospongan la firma de acuerdos con empresas europeas, a la espera de cómo avanzan las medidas impuestas por la entidad liderada por Ursula von der Leyen.
Aunque estas solicitudes del gobierno chino no son obligatorias, llegan en un momento de alta tensión entre Bruselas y Pekín en torno a la industria de vehículos eléctricos.
Más allá de los aranceles, la preocupación de China parece centrarse en el exceso de capacidad productiva debido a la desaceleración de las ventas de autos eléctricos de batería en Europa, además de la baja demanda de vehículos asiáticos en el mercado europeo.
Reacción de las marcas chinas
De acuerdo con Europa Press, la compañía Dongfeng había planeado anunciar en octubre la instalación de una fábrica de autos en Italia, pero decidió suspender todas sus operaciones tras las advertencias del gobierno chino. Asimismo, Chongqing Changan Automobile, un fabricante estatal, canceló esta semana el evento de presentación de la marca en Europa.
En este contexto, Chery postergó hasta octubre del próximo año el inicio de la producción de vehículos eléctricos en su planta Ebro Factory, ubicada en Barcelona, mientras observa cómo se desarrollan las negociaciones con la UE.
Por su parte, BYD ha decidido continuar con sus planes de construir una fábrica en Hungría para eludir los aranceles comunitarios. Además, evalúa la construcción de una nueva planta en Turquía, lo cual representaría una inversión superior a los 900 millones de euros.