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Myriam Hernández celebró sus 25 años de carrera con un show de alto estándar y una Arena repleta

Clásicos con aires renovados, una condición vocal intacta y un despliegue técnico inusual en el rubro local, marcaron la celebración de la artista, quien convocó a más de 11 mil personas en el recinto de Parque O'Higgins.

06 de Junio de 2015 | 00:01 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Myriam Hernández celebra 25 años de carrera.

Luciano Riquelme, El Mercurio
SANTIAGO.- Nombres como Manuel García y Los Bunkers ya se habían anotado con el hito de repletar Movistar Arena, el mayor anfiteatro de Santiago y el recinto que casi cada semana ve pasar a algún integrante de la élite musical internacional. Por ello, llenarlo es visto casi como un escalón superior para las figuras locales, y la misma Myriam Hernández se plegó a esa idea en la semana, al enaltecerse como "la primera solista chilena" en conseguirlo, gracias a la anticipación con que había agotado los boletos para el concierto de esta noche de viernes.

Pero aunque venga de su propia boca, tal afirmación no puede ser otra cosa que una verdad a medias en su caso, artista consolidadísima y marca superior en la música popular y romántica local, que no requiere de este tipo de registros para dejar en claro su lugar. Menos ante el motivo que generó esta convocatoria: Celebrar sus 25 años de trayectoria.

Sin embargo, Hernández de todos modos evidenció ante las 11.600 personas que llegaron hasta el recinto de Parque O'Higgins, los pasos y argumentos que le permitieron avanzar ese cuarto de siglo sin transformarse en figura del recuerdo, sino en una que ya se desenvuelve con estampa de clásico en el panorama musical actual: Es decir, con una mezcla de legado y vigencia.

Todo eso es lo que la cantante puso en juego desde el arranque con "Ay amor", su éxito más temprano, y que a pesar de ofrecer con una garganta aún en fase de calentamiento (lo que la hizo llegar de manera apenas tenue a su altísimo coro) sirvió para dejar en claro por dónde iría la apuesta esta noche: Un show de envergadura y alto estándar, con sonido nítido y potente, un escenario de grandes dimensiones con pantalla del mismo corte, y uno que otro truco para poner como guinda de vez en cuando (sobre todo una acotada pirotecnia).

Y en ese primer tema, además, quedó en evidencia el carácter comunitario que también tendría la velada, con un público que cantó cada sílaba con entusiasmo, recurso que fue aprovechado por la cantante aunque con un momento de abuso en "Mío", cuando fácilmente el 50 por ciento de la pieza fue entregado al karaoke.

Pero en las otras se luce como la intérprete entrenada y ducha que es. Pasa en "Rescátame", que despacha con firmeza y solidez, mientras que en "Quién cuidará de mí" el carácter y la potencia contagian también a sus acompañantes, con teclados y bases complementando a guitarra eléctrica y batería, amén de un coro de tinte espacial.

Toda una musculatura que asoma también en "Mañana", donde reluce la teatralidad de Hernández, factor que llevará hasta las lágrimas en el epílogo, cuando recibe una larga ovación del público, mientras las pantallas muestran a sus espaldas la considerable cantidad de flores que ha recibido en las casi dos horas de show.

La cifra se completará en el cierre con "La fuerza del amor", que llegó tras el clásico "El hombre que yo amo", pieza que sonó hasta con bases electrónicas de fondo, pero logrando mantener el respeto por el clásico original. Sólo una falla elemental en las proyecciones (aspecto que, de todos modos, nunca resaltó demasiado) opacó en algo el momento, pero no lo suficiente como para rebajar el saldo a favor que deja esta noche. Una que no sólo sirvió para celebrar el tiempo transcurrido, sino además para resaltar el lugar que Myriam Hernández sigue ocupando en Chile, sin desafiantes a la vista.
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