Koons y uno de sus "Balloon Dog", obra que le permitió batir el récord de un artista vivo en subasta.
AFP
Es más, espera que el hecho de que se le considere un artista
mediático sea solamente un reflejo "del poder" de su trabajo y que
signifique que las cosas que ha hecho "han sido útiles para las personas,
en la medida en que les ha permitido que sus vidas sean mejores".
Así de filosófico se ha mostrado el artista
norteamericano, quien llegó a la ciudad española de Bilbao para
inaugurar la primera gran retrospectiva sobre su carrera en ese país, tras sus pasos por el Whitney Museum of American Art de
Nueva York y el Centro Pompidou de París.
A las puertas del Guggenheim, Koons se encontró con "Puppy" el
emblemático perro cubierto de flores que desde su inauguración vigila
el museo. Un reencuentro "muy agradable" para el artista, que agradeció al museo que cuide tan bien su obra.
"Está fantástico, me gustó reencontrarme con él", indicó Koons, autor también de "Tulipanes", otra de
las obras emblemáticas de la colección del museo, o de piezas en las que
practica sexo con su ex esposa, la actriz porno italiana Cicciolina.
Durante la entrevista, Koons quiso borrar esa imagen de artista
mediático, de estratega, de hombre de negocios, y lo hizo siempre con su
mejor sonrisa y con afirmaciones como que a él lo que le interesa es
"ser el mejor artista" y que lucha "por conseguirlo y compartirlo con los demás, para poder ver cómo
la vida de las personas se transforma a través del arte".
"Para mí no tiene significado el valor económico", asegura. Por ello, cuando se le pregunta si junto a Damien Hirst y
Takashi Murakami disfruta de un pasaporte a la gloria insiste en que es
un artista. "Bueno, más que un artista, un ser humano que siempre ha tratado de conseguir lo más grande de sí mismo".
Desde niño "y cuando todavía no comprendía cómo el arte podía
transformar a los seres humanos, ya participaba en el arte. Cuando me di
cuenta de lo importante que es el arte, de las posibilidades que
entraña, llegué a una relación con el mundo del tipo del Renacimiento",
asegura.
Esta relación, dice, le ha permitido entablar diálogos con
distintos ámbitos y disciplinas como la psicología, la filosofía, la
estética y la física. "Se me ampliaron las fronteras, los límites. La
gloria pasa por experimentar y tratar de ser la mejor versión de uno
mismo y compartir esto con los demás".
Querido y odiado, ensalzado y denostado, lo cierto es que una
exposición sobre la obra de Koons es un éxito asegurado, como se pudo
ver en las dos sedes anteriores de esta retrospectiva, cuyo montaje en
el Guggenheim le gusta especialmente.
"Creo que las obras quedan muy elegantes, muy frescas. La
gente puede apreciar distintas épocas y distintos periodos muy
claramente. Los primeros años tienen que ver con sensaciones físicas, con
la emoción, con esa implicación y ese diálogo filosófico; luego las
obras reflexivas o las relacionadas con el equilibrio, que tratan los
estados del ser", dice sobre las distintas etapas de su carrera.