Jorge Edwards al momento de dejar sus escritos en la caja de seguridad.
EFE.MADRID.- Este jueves el escritor nacional Jorge Edwards depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes algunos escritos que permanecerán 20 años allí, bajo llave.
Se trata de dos cartas (una de ellas cerrada e "indiscreta", un manuscrito y ejemplares de "El Patio", "Gente de la ciudad" y "Persona non grata",
El escritor escogió como fecha de apertura de la caja de seguridad el 8 de julio de 2035. Ese día las futuras generaciones podrán abrir el depósito número 1.482 de esta antigua cámara bancaria, de la sede del Instituto Cervantes de Madrid.
Poco ha querido desvelar ganador del Premio Cervantes sobre la carta cerrada que depositó en la caja de seguridad: sólo que la recibió a los 35 años y que era de una mujer que entonces tenía 38: "Una carta que seguirá siendo indiscreta en 2035", cuando sea abierta, aseguró.
El contenido de la otra carta si fue revelado por el escritor: se trata de una misiva del ensayista y editor cubano José Rodríguez Feo que recibió Edwards en marzo de 1971, tras salir de Cuba después de una conversación con Fidel Castro sin poder despedirse de su amigo y que le llegó a Barcelona, a la casa de Mario Vargas Llosa.
"La carta de Pepillo (como firmó la misiva el editor) es muy reveladora ya que decía que algunos temían que llegara la represión cultural, aunque él decía que no creía que pasara nada de eso porque la cultura no le importaba un pepino a nadie", indicó.
Junto a las cartas, el escritor, nacionalizado español en 2010, dejó también en la caja una prueba de imprenta de "El Patio", un libro de pequeñas historias reflejo de esa etapa de su vida en la que vivió "en un mundo de historias" que pasó tras una fase de "poesía imitativa", rememoró.
También incluyó un ejemplar de su segunda obra "Gente de ciudad", con la que quiso hacer un homenaje a "Dublineses" de James Joyce, el libro de cuentos que más le ha gustado en toda su vida.
Y otro de "Persona non grata": el que "discretamente" compró su padre cuando se publicó a pesar de que no simpatizaba mucho con su afición a la literatura: "Me decía que en todo caso escribiera sobre algo interesante, como la historia de la industria del cobre en Chile", recordó.
El manuscrito del autor relata la visita a Madrid del chileno José Antonio de Rojas para comprar diversos aparatos científicos y su regreso desilusionado porque había esperado que le concedieran un título nobiliario en España, tras lo que se dedicó a conspirar a favor de la independencia de su país.
El novelista es la personalidad número 25 que deposita su legado en la Caja de las Letras, un peculiar espacio que atesora desde 2007 diversos retazos de la memoria cultural de España e Hispanoamérica cedidos por sus protagonistas.