La "Roja" quiere escuchar más apoyo de los hinchas.
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SANTIAGO.- La semana pasada Alexis Sánchez criticó la falta de apoyo que le brindó la hinchada de la selección en Rancagua durante el amistoso frente a El Salvador. El atacante del Arsenal de Inglaterra señaló que "no parecía que estuviéramos en Chile, estaba todo en silencio. Los jugadores nos motivamos con la gente, en la cancha somos 12, no 11".
Después de ese claro llamado del tocopillano se esperaba que para el debut en la Copa América ante Ecuador los forofos del Estadio Nacional estarían más eufóricos, sin embargo eso nunca ocurrió. Durante la ceremonia de apertura del torneo y en el mismo partido, los más de 45 mil espectadores que llegaron al coliseo de Ñuñoa estuvieron frío, poco cercanos con los jugadores.
Ese día, 11 de junio, un miembro del plantel nacional, señaló que "la gente de la selección es muy distinta a la de los clubes, esto en un clásico entre Colo Colo y la U no pasaría jamás".
Si bien ayer lunes frente a México hubo una pequeña mejoría en el comportamiento de los seguidores de la "Roja", con más cánticos, ovación y la tradicional ola, esto no alcanzó para mejorar la distante relación de los seleccionados con el público del Nacional.
Ejemplo de ello, a los 22 minutos del lance cuando Arturo Vidal puso el transitorio 1-1 con un certero cabezazo, el arquero y capitán del conjunto nacional, Claudio Bravo, durante más de un minuto levantó sus dos brazos y gritó con mucha fuerza hacia los hinchas para que estos se levantaran y apoyaran de forma más constante.
El público reaccionó, pero por muy poco tiempo. Minuto 30 de la brega y el estadio nuevamente estaba silente, el frío era intenso, los hinchas volvían a estar callados. Mientras que en el segundo gol de los mexicanos ahora fue el turno de Gonzalo Jara quien con sus brazos pedía más euforia de la parcialidad, la que nunca llegó.
Termina el primer tiempo con un disputado 2-2 y una que otra pifia cayeron desde el sector de la galería sur del Nacional, pero los jugadores no le prestaron atención. En tanto, en la segunda etapa, durante los últimos 15 minutos del pleito fue el momento en que más despierta se mostró la hinchada con sus jugadores, la que esperó hasta el final el tanto de la victoria.
Finaliza el compromiso y el hecho es claro. El equipo nacional se junta en el centro del campo, conversa por unos minutos y luego comienza a retirarse de la cancha. Es ahí donde el defensa Gary Medel con voz fuerte y un improperio entremedio les exigió a sus compañeros volver a despedirse del público presente, pese a que éste no les brindó el apoyo que ellos esperaban.
El único que no estuvo presente en la despedida desde el campo de juego fue Alexis Sánchez, quien tras el pitazo final intercambió camiseta y se fue raudo al camarín, su molestia era evidente.
Ya en camarines, los propios jugadores dejaron de manifiesto la distante relación que hoy tienen con el público que sigue a la selección durante esta Copa América. Al respecto, Bravo sostuvo que "no esperamos que nos silben, todo lo contrario. Esperamos jugar de una manera mejor, sólida, reencantar a la gente en cada partido. Esperamos que esto mejore con el tiempo".
Misma opinión tuvo Jara quien manifestó que "sentimos poco apoyo de la gente, Bravo estaba un poco molesto y yo también. Sabemos que hay una ley, pero no porque haya un bombo es sinónimo de delincuencia".
Mientras que Jorge Valdivia dijo que "cuando las cosas no se dan necesitamos el apoyo de todos".
Se espera que para el viernes cuando la "Roja" se mida en un decisivo duelo ante Bolivia la organización del certamen continental autorice el ingreso del bombo al recinto de Ñuñoa. Quizás, con ello podría mejorar el ánimo del público y así también la escasa relación de los seleccionados con la hinchada nacional. Habrá que esperar.