UTRECHT, Holanda.- El recorrido del
Tour de Francia 2015 se caracteriza por la escasez de kilómetros contra el reloj, el retorno de las bonificaciones y la dureza a base de muros, adoquines y puertos míticos, con el Alpe d'Huez como juez decisivo en la penúltima jornada.
Desde que se implantó la modalidad de contrarreloj en 1947, nunca un Tour había incluido en su recorrido menos kilómetros cronometrados. Solo tendrá 14 en individual por las calles de Utrecht, que servirán para conocer al primer líder, y 28 por equipos en la novena etapa.
Para la disputa de esta crono se ha tenido que suprimir la norma que impedía celebrar este tipo de pruebas dentro de la primera semana de carrera. Tendrá lugar en Bretaña, entre Vannes y Plumelec, y su final será complicado, con 1.500 metros en ascenso al 6,2 por ciento de pendiente.
La carrera entrará en su primera semana con oportunidades para los velocistas, que tendrán la ocasión de pescar bonificaciones, que son novedad en la 102 edición, ya que no se habían ofrecido desde 2008. Los finales no están exentos de trampas, por lo que será interesante la lucha por los bonos de 10, 6 y 4 segundos para los tres primeros clasificados.
En la tercera jornada empieza el baile en territorio belga con el final en el Muro de Huy y su cuesta del famoso kilómetro al 10 por ciento de la Flecha Valona, tan familiar para los ciclistas españoles, ya que allí han ganado Alejandro Valverde, "Purito" Rodríguez y Dani Moreno.
Luego, en la quinta etapa, llegará el traqueteo por los adoquines entre Seraing y Cambrai, una "mini París Roubaix" que atemoriza a los favoritos. Un total de siete sectores que completan algo más de 13 kilómetros, menos técnicos que el año pasado, casi todos ellos en recta y muchos en pendiente, para dar menos ventaja a los especialistas.
En la octava etapa el Tour subirá al Muro de Bretaña, donde la victoria se jugará en un ascenso al 6,9% de desnivel. A continuación la contrarreloj por equipos y traslado a Pau para la primera jornada de reposo al pie de los Pirineos, escenario de tres etapas.
La montaña de verdad
Llega la montaña en la segunda semana. Para empezar la subida inédita a Pierre Saint Martin, jornada que comienza en Tarbes y concluye con una subida de 15,4 kilómetros al 7,4 por ciento.
El segundo capítulo pirenaico incluye el ascenso del Aspin y el Tourmalet, pero la llegada no es en alto, sino en la localidad de Cauterets. La trilogía se cerrará con un final en la cima de los 15,8 kilómetros al 7,9% de desnivel que coronan Plateau de Beille. La travesía del hexágono francés se hará por el Macizo Central, con el punto interesante sorpresa de la subida a la meta de Mende en la 14ª etapa.
Restarán los Alpes, que decidirán el Tour con cuatro etapas de montaña, entre ellas tres finales en alto. Las dos primeras largas y duras, la primera con final en Pra-Loup y sus 6,2 kilómetros al 6,5 por ciento. En aquella cima el belga Eddy Merckx vistió en 1975 por última vez el maillot amarillo del Tour. La segunda con la llegada en el largo descenso del Glandon, cuya cima está a 40 kilómetros de la meta.
Quedan dos etapas cortas, pero explosivas. Para empezar 138 kilómetros hasta la Toussuire, de 17,9 kilómetros al 6,3 por ciento. Antes de esa cima donde Landis en 2006 firmó una victoria ficticia, el pelotón deberá superar el inédito Chaussy, la Croix de Fer y el Mollar.
Para cerrar los Alpes una jornada de 110 kilómetros de auténtico en la que se subirá por segundo día consecutivo la Croix de Fer tras la supresión del Galibier debido a un desplazamiento de tierra en invierno, y, finalmente el mítico Alpe d'Huez, con sus 21 curvas y el ambiente festivo de siempre, de donde bajará hacia París el ganador del Tour 2015.