Greipel suma cinco ediciones consecutivas obteniendo al menos una victoria de etapa en el Tour.
EFE
AMIENS, Francia.- El alemán André Greipel (Lotto Soudal) sumó hoy su segundo triunfo de etapa en la presente edición del Tour de Francia, en la primera llegada agrupada, por delante del eslovaco Peter Sagan (Tinkoff) y del británico Mark Cavendish (Etixx).
La general no sufrió cambios, con el también alemán Tony Martin (Etixx) como maillot amarillo, con 12 segundos de ventaja sobre el británico Chris Froome (Sky) y 25 frente al estadounidense Tejay van Garderen (BMC).
Si hace tres días en la meta de Zelanda Greipel se impuso en un sprint muy reducido por la ausencia de algunos de los mejores llegadores del pelotón, sorprendidos en una caída, en esta ocasión ganó en Amiens con todos los tenores disputando la victoria.
El alemán demostró ser el más fuerte de la edición, aunque su temporada no hacía presagiar que estaría tan fuerte en el Tour.
El "gorila de Rostock", de 32 años, sumó así su octavo triunfo en al Grande Boucle, donde desde 2011 ha levantado los brazos al menos en una ocasión.
En Amiens marcó perfectamente los tiempos para superar a sus rivales, en particular a un Sagan, que también fue segundo en Zelanda y que suma ya trece segundos puestos en sus tres participaciones en el Tour.
La etapa se corrió con muchos nervios por miedo a los abanicos, ante las fuertes rachas de viento que soplaban en el recorrido. Una tensión que provocó una fuerte caída a 20 kilómetros para la meta en la que se vieron involucrados unos 30 corredores, entre ellos el francés Thibaut Pinot, tercero de la pasada edición, pero ninguno de los otros favoritos para la general.
Si el viento sopla, mañana puede haber acción
La sexta etapa del Tour llevará al pelotón al borde del Atlántico, donde el viento puede marcar una etapa que, además, tiene su meta en una "tachuela" de 850 metros y una pendiente media del 7 % cuya cima se sitúa a 500 metros de la meta de Le Havre.
Un diseño que complica la llegada al sprint y que ofrece posibilidades a cualquier otro escenario, siempre y cuando los equipos quieran aprovechar el terreno y el clima ponga su grano de arena.
En busca de una semana sin reposo, los organizadores han dispuesto de nuevo elementos para que la carrera se mueva. Los acantilados atlánticos pueden ser la antesala de los abanicos si el viento sopla, lo que puede hacer explotar el pelotón.
En caso de que no se logre la rotura, el final puede ser explosivo para ciclistas de potencia.