TALCA.- Una vez más hechos de violencia empañan el fútbol chileno, tal como ocurrió el pasado domingo en el duelo entre Everton y Wanderers. Ahora el turno fue de Rangers y Universidad de Chile.
El duelo que jugaban piducanos y azules en Talca por Copa Chile debió ser suspendido tras los serios incidentes que protagonizaron barristas en el sector de galerías, los que impidieron la realización del segundo tiempo.
Lo que se vivió en el estadio Fiscal de la Séptima región fue lamentable de principio a fin. Todo partió a minutos de iniciarse la etapa de complemento con provocaciones de ambas hinchadas.
Pero el punto de inicio a una jornada negra se dio cuando dos hinchas, uno de cada equipo, se enfrentaron a golpes en uno de los techos del recinto. Desde la fanática de Rangers robaron un lienzo y eso generó la reacción rival.
Los barristas azules comenzaron a destrozar las butacas de la galería visitante transformando todo en una lluvia de asientos que de un momento a otro se salió de control. Ni siquiera Carabineros pudo contener la situación, hasta ellos fueron duramente agredidos.
Pasaron largos minutos y nada cambiaba. Las butacas volaban de un lado a otro e incluso una bengala salió desde la hinchada de la U hacia la de los talquinos. Todo esto ante la mirada de jugadores, cuerpo técnico y el árbitro Jorge Osorio.
El plantel universitario se acercó para intentar calmar la situación, pero poco y nada pudieron hacer. Es más, hasta amenazas y objetos recibieron por parte de sus barristas. La furia estaba desatada.
La situación se volvió incontrolable, ni siquiera la llegada de más efectivos de Carabineros calmó los hechos de violencia. A esa altura el partido ya estaba suspendido, pero en las tribunas el caos continuaba.
Ante la acción de la fuerza policial, un grupo de hinchas destrozaron una reja y lograron acceder a la cancha, llevando los enfrentamientos al césped del Fiscal de Talca. Incluso un hincha de la U con su rostro ensangrentado llegó a encarar a jugadores de ambos equipos en las cercanías del ingreso desde vestuarios.
El caos seguía y llegaron los heridos. Un grupo de barristas cayeron al pozo del estadio y tuvieron que ser atendidos de urgencia, todo mientras Carabineros poco a poco controlaba la situación y evacuada el recinto.
A esa altura, jugadores de ambos equipos miraban incrédulos lo que pasaba en Talca, pues hasta ellos habían recibido amenazas y agresiones, tal como lo confirmó el presidente de Azul Azul, Carlos Heller.
Las imágenes una vez que se controló la situación lo decían todo. Destrozo total en el sector de galería visitante, rejas rotas y un estadio que será sede del Mundial Sub 17 este año prácticamente destruido.
Otra vez la violencia le ganó al fútbol, algo que se está haciendo cada vez más frecuente en nuestro país.