Suazo es felicitado por todos.
Aton
SANTIAGO.- En un jornada gris y en la que escasearon los rayos de sol, tuvo quizás su jornada más feliz desde que retornó a Colo Colo a fines de 2014.
Con su actuación en la goleada ante Audax Italiano, Humberto Suazo reavivó el romance con la hinchada alba. Ese que tuvo una despedida en 2007 y que ayer volvió a aflorar.
Y es que desde su regreso a Macul, el experimentado atacante era el blanco constante de las críticas y no había podido ser gravitante. Pero "Chupete" terminó con eso y se robó la película en un Monumental que se rindió ante él.
Pese a que la cancha del recinto albo no estaba en óptimas condiciones producto de la lluvia, Suazo brilló y sacó a relucir toda su clase desde el primer minuto.
Incisivo y jugando en la posición de nueve y medio, el ex seleccionado chileno fue un constante dolor de cabeza para la zaga visitante. Es cierto, no tiene la velocidad de hace ocho años, pero su inteligencia le bastó para erigirse como la llave del compromiso, siendo clave en los cuatro goles marcados por el cuadro de José Luis Sierra.
Apenas tres minutos fueron suficientes para que Suazo desequilibrara entregando una precisa asistencia a Gonzalo Fierro. A los 7', entró al área y con un enganche hizo pasar a Juan Pablo Miño, quien no tuvo más remedio que bajarlo. Penal y gol de Paredes.
El show del delantero prosiguió. Una escapada por derecha, en la que aguantó bien la marca de Rafael Olarra, la culminó con una oportuna pausa para esperar a Vecchio, quien estructuró el 3-0. El argentino hizo un gesto apuntando a "Chupete", y los hinchas ya deliraban por el sanantonino.
La confianza del ex Monterrey era tanta, que en un mano a mano con Nicolás Peric, canchereó, ganándose una reprimenda del arquero, que sólo quedó ahí en la cancha. Así lo aseguró el propio meta tras el partido.
"Lo que pasó con Humberto fue sólo eso. Lo conozco desde años, somos amigos y cambiamos de camiseta después del partido. Tuvo un gran partido", aseguró el golero.
Para el complemento, lejos de buscar su gol en forma desesperada, Suazo se mantuvo como la bisagra del circuito ofensivo de los albos. Un par de amagues suyos por derecha gestaron la cuarta diana local. Pese a no anotar, la tarea estaba más que hecha.
Sobre el final, Sierra lo premió sacándolo de la cancha. Una cerrada ovación de los 10 mil espectadores lo despidieron con un cariño desbordante. Suazo respondió con una sonrisa y claros gestos de agradecimientos. En un frío día de agosto, "Chupete" volvió a brillar. Y más radiante que nunca...
