El técnico de la UC estuvo más calmado que otros partidos.
AP
SANTIAGO.- Parecía un partido de trámite sencillo para la UC. Al minuto 33 del primer tiempo, los dirigidos de Mario Salas ganaban por 2-0 a Libertad, y con comodidad.
El resultado del duelo por la Copa Sudamericana, que finalmente fue 2-3 en contra, satisfacía al técnico, quien daba órdenes desde el borde de la cancha sin mostrar sobresaltos en su actitud.
Fue una primera etapa sin complicaciones para el cuadro de la precordillera. Por momentos, el estratega alternaba con su ayudante para entregar algunas indicaciones a sus jugadores, quienes controlaban el partido y no parecía que el resultado fuera a cambiar, lo que claramente tranquilizaba al "Comandante".
Pero el resultado, y el nivel de juego exhibido por sus pupilos cambiaría. No así la actitud del ex entrenador de Huachipato.
Incluso cuando el juez uruguayo Darío Ubriaco cobró un dudoso penal en contra de la UC, el técnico mantuvo la calma. Caminaba de un lado a otro, pero se veía sereno, aunque algo confuso.
Católica comenzaba a perder poco a poco el control que había ostentado los primeros 45 minutos y las constantes llegadas de los guaraníes terminaron en goles, los que sentenciaron el primer partido de la llave a favor de la visita. Y Salas sólo caminaba de una lado a otro, pero sereno, como buscando alguna respuesta a la debacle que había sucedido en San Carlos de Apoquindo.
Es más, ni siquiera cuando los jugadores de Libertad demoraban las acciones del partido, el adiestrador perdió los estribos. Lo que posteriormente sería ratificado tras sus declaraciones.
"Estoy tranquilo porque confío en la capacidad de este equipo de darlo vuelta. Tenemos las herramientas futbolísticas para dar vuelta la llave, no tengo dudas que avanzaremos", aseguraba Salas después de finalizado el pleito.
Ahora, sólo resta esperar a ver cómo afrontará la UC el duro encuentro que le espera en Paraguay, donde deberá revertir el negativo resultado obtenido en Santiago para así continuar avanzando en la Copa Sudamericana.