SANTIAGO.- El pasado 17 de julio no fue un día cualquiera para el tenista chileno Juan Carlos Sáez. Esa fría mañana en Talcahuano, Región del Biobío, el capitán de Copa Davis, Nicolás Massú, le entregaba la responsabilidad de abrir la serie ante el mexicano Lucas Gómez, por la segunda ronda del Grupo II de la Zona Americana.
Era su debut copero, reinaba la ansiedad y los nervios lo invadían. Tras un comienzo dubitativo y algunos errores en sus golpes, este joven santiaguino poco a poco se fue encontrando con su tenis para finalmente cumplir la tarea y darle, ante más de tres mil hinchas que se encontraban en el gimnasio La Tortuga, el primer punto para los nacionales. El marcador: 4-6, 6-0, 5-7, 7-6 (0) y 6-1 para el oriundo de La Florida.
“’Nico’ me dio la oportunidad de jugar la Copa Davis y rendí. Eso es lo que me pone más contento, ya que siempre fue un sueño representar a mi país”, señala Sáez a Emol.
Pero si bien ese 17 de julio "Pinky", como le dicen sus amigos, estaba “muy feliz” esa misma felicidad pudo haber quedado truncada, pues el camino desde que se decidió por el profesionalismo no ha sido nada de fácil. Todo lo contrario, desde niño siempre supo que “si no luchaba y no me entregaba al ciento por ciento no iba a poder seguir jugando”.
Cuenta que "a los seis años supe que esto era lo mío. Mi papá me dio la chance de probar entre el tenis y fútbol pero preferí seguir con este deporte. Desde chico pasaba todo el día jugando en el Club de la Controlaría en La Florida, era lo único que me gustaba hacer”.
"Pensé en el retiro"
Con el correr de los años el padre de Juan Carlos apostó por el tenis de su hijo y, pese a la falta de recursos, lo apoyó con sus giras. Pero el 2012 una lesión obligó al nacional a estar tres meses fuera de las canchas. Su ranking se fue al suelo y la motivación decayó.
“Pensé en el retiro. Por un lado mis viejos no pudieron seguir 'bancándome' con los viajes y la mensualidad de la academia. Por otro lado, no venía muy bien con los resultados Entonces todo se me vino a pique", revela el jugador de 24 años.
Y agrega: "Siempre van haber problemas económicos, a menos que estés top 100 del mundo. Porque yo siendo 200 del mundo sigo teniendo problemas de plata para costear una gira, eso habla del mal apoyo en el país a un deporte como este que es muy caro".
Es más, Sáez no tiene inconvenientes en reconocer que "mi familia es muy humilde y esforzada, y este deporte es muy caro. Sin ayuda de la empresa privada es difícil llegar a lo que uno quiere, a menos que seas millonario".
Pero así y todo, "Pinki" nunca se ha rendido. "Confío en mi potencial y sé que puedo llegar lejos. Quiero cumplir mis sueños, como jugar algún día Roland Garros, porque la pasión por este deporte me llevó a seguir adelante y todavía me queda mucho por entregar en una cancha", avisa.
Este año comenzó como el tenista 339° de la ATP y ahora es el 230°, claramente los 109 puestos que ha escalado lo tienen muy ilusionado para lo que viene. "El 2015 ha sido el mejor año de mi carrera. He mejorado mucho, aunque aún me queda bastante por mejorar, pero a pesar de todos los inconvenientes por la falta de recursos estoy tremendamente motivado para a continuar adelante y no rendirme nunca".
Es la gran motivación de Sáez, esa que un día tuvo desde niño cuando veía por televisión los partidos de Marcelo Ríos y Roger Federer, sus "ídolos", y que ahora se proyecta con finalizar el 2016 entre los 100 mejores tenistas del planeta.