Rubio y el momento en el que pudo cambiar la historia.
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SANTIAGO.- "Para mí sería una revancha hacer un buen partido frente a Colo Colo. Espero ganar para así tapar bocas por las críticas que he recibido por mi rendimiento". Así de categórico se mostró el pasado miércoles el delantero de Universidad de Chile Patricio Rubio en la antesala del Superclásico frente a Colo Colo.
Y pese a que el formado en el club albo estaba ilusionado con jugar, su presencia el sábado en Macul era una incógnita pues su mal semestre hacía presagiar que vería el compromiso mayor del fútbol nacional desde la banca de suplentes.
Pero nada de eso ocurrió. El técnico de los laicos, Martín Lasarte, le entregó toda su confianza y lo confirmó en el once estelar. Así, el ex Unión Española tenía la oportunidad para "tapar bocas", tal como lo anunció durante la semana.
Desde el arranque de la brega se vio un Rubio movedizo por todo el sector de ataque, quien intentó juntarse con sus compañeros de ofensiva, Leandro Benegas y Sebastián Ubilla, pero con el correr de los minutos fue careciendo de claridad y habilidad para desmarcarse de los zagueros albos.
El 8 de los azules no encontró nunca los espacios para recibir algún balón con peligro. Es más, su escasa participación en la ofensiva, a ratos, lo llevaron a ofuscarse con sus compañeros, tal como ocurrió casi al término de la primera etapa con Ubilla, a quien le recriminó por un pase que nunca le dio.
En el complemento mejoró en algo su accionar, pero sin sobresalir del resto. A los 50’ realizó en el área una espectacular contorsión que obligó a la estirada del meta Justo Villar. Era el empate para los universitarios.
De ahí, continuó buscando el arco pero lo hacía con más ímpetu que con buen fútbol, evidenciado su falta de jerarquía y poca contundencia para terminar la última jugada.
A los 60’ el juez de la brega, Eduardo Gamboa, cobró penal para la U. Se pensó que el ejecutante sería el portero Johnny Herrera, pero finalmente Rubio tomó la bola y lanzó.
Los más de 35 mil colocolinos que había en el Monumental estallaron de alegría, luego que Villar envió el balón al tiro de esquina; mientras Rubio miraba al cielo buscando alguna explicación por su errado lanzamiento.
Después de esto, literalmente, el delantero desapareció del compromiso.
Pitazo final de Gamboa y Rubio se fue raudo a camarines, quizás con la rabia de haber desperdiciado un penal que pudo haber cambiado la historia del Superclásico, o es más, con la rabia de no haber podido nunca vencer a Colo Colo en los cuatro partidos que le tocó defender la camiseta azul; teniendo en cuenta que el propio atacante adelantó el pasado miércoles que en diciembre volvía al Queretaro de México.
Cuando ya se retiraba el bus del plantel laico del Monumental Rubio, escuetamente, señaló que “fue una derrota que nos deja muy dolido. Villar atajó todo, pero le pongo el pecho a las balas. Acepto mi error en el penal”.
Así terminó la tarde negra de Rubio, esa que a mediados de semana pretendía terminarla “tapando bocas”, pero que claramente nunca se dio…