Nunzio COffaro y su gran odisea.
Por Martín Gutiérrez, Emol
TERMAS DE RÍO HONDO.- "La Odisea". Así reza el lema que se deja ver en cada uno de los letreros publicitarios del Rally Dakar 2016. Y es que para nadie es un misterio que esta carrera es la más dura del mundo por los caminos y las condiciones en las que se corre.
Para todos los pilotos la aventura del Dakar comenzó el 2 de enero. Pero para uno en particular la prueba arrancó mucho antes. Precisamente el 11 de diciembre, cuando salió por tierra desde su natal Venezuela.
Nunzio Coffaro es su nombre. A la hora de la conversación, no pareciera exhibir ese recorrido que podría ser evidente en cualquiera. "Ahora estamos más tranquilos. Pudimos descansar antes del inicio del Dakar", cuenta el competidor de Azimut.
Y no es la primera vez del competidor de autos en esta prueba. Compitió en 2012, cuando llegó a la meta, y en 2013, año en el que finalizó en la vigésima posición. Y en esas ocasiones, también se vino manejando a Argentina, pero por la ruta del Pacífico, que en su gran parte tiene superficie de asfalto y es más civilizada.
Pero el recorrido que hizo en este 2016 fue sencillamente de película: ante la imposibilidad de cruzar a Colombia, por un cierre en el paso fronterizo, tuvieron que cambiar la ruta.
"En esta oportunidad la frontera de Venezuela con Colombia estaba sin acceso y por eso asumimos el desafío de irnos por Brasil, la única opción que nos quedaba", cuenta a Emol Coffaro.
El piloto sabía que las cosas podían tornarse complicadas y reconoce que "era un reto. Sabíamos que tendríamos problemas, pero no tantos. La verdad en que llegar a Manaos no hubo ninguna dificultad, pero cruzar el río Amazonas y el río Negro en balsas comenzó a ser un problema muy grande en logística. Era una balsa para camiones y otra lancha para las personas del equipo que tardarían en llegar cinco días, lo que nos dejaba fuera de la lista".
Ante la tardanza que lo dejaría sin la chance de correr su tercer Dakar, Coffaro y su delegación de 15 personas se vieron en la obligación de quedarse en la localidad de Santarém y enrutar en una carretera en pésimo estado.
"Cruzamos puentes de madera y caminos plagados de barro con camiones, que venían cargados con todos nuestros equipos, lo que suponía un riesgo", sentencia.
Si la ida ya estaba siendo muy tortuosa, todo se complicó aún más cuando sufrieron una intoxicación estomacal tras ingerir unos alimentos que habrían sido consumidos en mal estado.
"14 de los 15 nos intoxicamos y pasamos siete días días muy duros, pero teníamos que seguir. El Dakar no iba a esperar por nosotros. Descansamos sólo una noche en Cuiabá. Nos turnamos al volante en los seis vehículos que veníamos conduciendo, porque los carros de carrera venían en tráilers", enfatiza.
Finalmente, Coffaro llegó el 22 de diciembre a Buenos Aires. 7000 kilómetros y 11 días de infierno habían quedado atrás. Con una etapa cronometrada ya corrida, en la que terminó decimoséptimo, el venezolano se traza metas altas.
"Quiero terminar en el top ten y creemos que podemos lograrlo", avisa Coffaro. Y vaya que uno podría creer en la convicción de este hombre luego de vivir tamaña situación en la previa del Dakar.