Reuters
MELBOURNE.- Las autoridades del tenis mundial anunciaron este miércoles en Melbourne la apertura de una investigación independiente sobre los presuntos partidos amañados, cuya existencia se dio a conocer justo antes del inicio del Abierto de Australia.
En un comunicado conjunto, la ATP, la WTA, la Federación Internacional de Tenis (ITF) y el comité de los cuatro torneos de Grand Slam explicaron que la investigación independiente estaba destinada a reforzar la integridad del juego.
Al tiempo que urgieron a los gobiernos de todo el mundo a transformar en infracciones penales los partidos arreglados.
"El contexto global de todos los grandes deportes, incluido el tenis, ha cambiado mucho en estos ocho últimos años con las revelaciones publicadas en los medios de comunicación. Nosotros estamos convencidos de que llegó el momento de ver cómo podemos seguir luchando contra la corrupción en nuestro deporte", explica el comunicado.
Las sospechas sobre el arreglo de partidos vinculado a apuestas fraudulentas en los últimos diez años salpican a 16 jugadores del top 50 mundial, entre ellos vencedores de torneos de Grand Slam, informó el 18 de enero la BBC y la página web BuzzFeed.
Según estos medios de comunicación británicos, ocho jugadores involucrados, pero que la ATP no castigó, participaron o participan en el Abierto de Australia, actualmente en cuartos de final.
"Vista la gravedad de la situación, pedimos a todos los gobiernos del mundo que consideren los partidos amañados como una infracción penal, con los medios de las agencias nacionales de lucha contra el crimen y en cooperación con los comités de ética en el deporte y otras entidades", agregó el comunicado.
La prioridad de la comisión de investigación independiente, presidida por Adam Lewis QC, un experto en derecho deportivo con sede en Londres, será de ver cómo hacer más transparente y cómo dotar de mejores recursos al comité de ética del tenis en su lucha contra la corrupción en este deporte.
Según BuzzFeed, los representantes de los sindicatos de apuestas clandestinas contactaban con los jugadores en sus habitaciones de hotel durante los grandes torneos y les prometían 50.000 dólares o más de recompensa.