SANTIAGO.- Esta jornada
falleció la leyenda del fútbol mundial, Johan Cruyff, a los 68 años de edad producto de un cáncer de pulmón. Sin embargo, su legado tiene para rato, dado que el holandés fue uno de los principales precursores del estilo de juego del equipo más exitoso del último tiempo: el Barcelona.
Cruyff fue entrenador del cuadro catalán entre 1988 y 1996. Ocho años en los que traspasó todo su conocimiento y su manera de ver el fútbol al equipo, el que hasta hoy mantiene la mayoría de las características que le plasmó el ex futbolista.
De hecho, durante su paso como DT de los blaugrana dirigió a Josep Guardiola y a Luis Enrique, dos de los más destacados entrenadores que ha tenido el equipo y quienes se empaparon de la sabiduría y la visión futbolística que tenía "el tulipán de oro".
En dicho período, el holandés realizó una verdadera "revolución" del balompié mundial, implantando en sus jugadores dos conceptos fundamentales para entrar a la cancha: el juego ofensivo, buscando estar siempre en el campo rival; y la posesión del balón, con rápida rotación de la pelota en el medio campo, sin prestársela al contrario. Tales ideas dieron resultados en el equipo culé, que bajo su mando obtuvo 10 títulos, entre ellos su primera Champions League, en el año 1992.
Además, Cruyff era un fiel creyente del juego dinámico, rápido, buscando realizar hartos toques antes de llegar a anotar un gol, y donde era tal su afán ofensivo que a veces jugaba con sólo tres defensores, dándole prioridad al mediocampo y al ataque.
La escuela que implantó el holandés en el cuadro culé proviene principalmente de su pasado como futbolista y de lo aprendido en la selección de su país, la histórica "Naranja Mecánica", que transformó el fútbol mundial tras su espectacular presentación en el Mundial de Alemania Occidental de 1974, donde salieron subcampeones.
El "Flaco", era la máxima figura de aquella escuadra, que se hizo conocida por un innovador estilo de juego punzante, que fue denominado como el "Fútbol Total".
Fue esa experiencia la que marcó a Cruyff, la que posteriormente traspasó al Barcelona y la que se mantiene hasta el día de hoy como una de las principales características a la hora de entrar a la cancha.