Cuerpo técnico y jugadores: Una mancomunión perfecta en la UC.
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SANTIAGO.- Para nadie es un misterio decir que en San Carlos de Apoquindo aún están festejando la obtención del undécimo título de la Universidad Católica.
Y es que luego de varios años de amargura dejando escapar copas en las instancias decisivas, el equipo dirigido por Mario Salas finalmente saboreó las mieles del éxito.
La tercera fue la vencida para el plantel del "Comandante": Los dos últimos torneos perdió en los tramos finales de manera increíble, aumentando la frustración en la hinchada franjeada.
Pero aquella situación lejos de separar a los jugadores, los fue uniendo y fortaleciendo en busca del esperado y ansiado objetivo conquistado el sábado. La amalgama de mucha juventud y un par de referentes fue quizás el secreto más importante para el elenco precordillerano.
Tiraje y consolidación de la cantera
La UC de Salas a lo largo de toda la campaña alineó un equipo titular con altísima presencia de noveles jugadores formados en casa. Y no sólo eso, ya que varios fueron figuras para la consagración.
Es el caso del volante Jaime Carreño (19 años), el defensa Guillermo Maripán (21), quien fue el que más jugó en el torneo tras Cristopher Toselli, y el atacante Jeisson Vargas (18), quizás la irrupción ofensiva más brillante del últimpo tiempo en los faldeos precordilleranos.
Otros como Diego Rojas, Benjamín Kuscevic y Fabián Manzano también destacaron con una buena cuota de minutos en cancha.
El silencioso y oculto líder Costanzo
Mucho se le criticó a Católica precisamente la numerosa presencia de elementos jóvenes y las escasas figuras experimentadas. Y en ese sentido, el rol del arquero suplente Franco Costanzo fue fundamental, según reconocieron varios de los campeones.
Pese a no jugar ningún partido en el Clausura, el argentino de 35 años fue una pieza clave al interior del plantel. Su recorrido en Europa y la envergadura que presenta un tipo que jugó en River Plate, terminó por erigirlo como uno de los referentes, junto a Cristián Álvarez y Toselli.
La cercanía y las mil caras del "pentapolar" Mario Salas
A pesar de que el plantel cruzado tuvo que digerir varios sinsabores bajo el mando de Salas, la idea por seguir el estilo del "Comandante" jamás se disipó.
Las duras derrotas sufridas en el Clausura no derrocó la convicción del DT, quien hasta incluso con el demoledor traspié en Quillota, nunca perdió la fe. "Hay una mínima esperanza y seguiremos aferrándonos a ella", les dijo a sus dirigidos terminado el duelo con San Luis.
Con ese tipo de mensajes y la firmeza de su pensamiento, la estrecha relación con sus pupilos se consolidó a niveles prácticamente paternales. Los emotivos abrazos y hasta los besos que se vieron en los festejos de San Carlos dan prueba de aquello. La particular anécdota del lateral izquierdo Fernando Cordero reafirma esta situación.
"El 'profe' es un trabajólico mal. Siempre se queda más tras los entrenamientos. Como siempre le digo, es un pentapolar. A veces puede estar mal, pero después siempre termina feliz y te dice las cosas con una sonrisa", reveló a Emol el carrilero.
La figura del psicólogo para sacarse la mochila de "segundones"
La carga de caerse en momentos clave y el estigma de los subcampeonatos fue algo que los procesos de Martín Lasarte, Rodrigo Astudillo y Julio Falcioni no pudieron soportar.
Pero en la era del "Comandante" esto llegó a su fin y para lograrlo emergió la figura del experto Sergio Villarroel, quien supo controlar los nervios cruzados y fue clave para levantar al plantel luego del doloroso revés con San Luis, que prácticamente hipotecaba el sueño de la undécima estrella.
De esta forma, estos cuatro puntos terminaron por cimentar la sufrida ruta a la coronación del cuadro de la franja, que ahora irá por nuevos desafíos buscando estirar un éxito que costó sangre, sudor y lágrimas...