PARÍS.- Los disturbios que anoche tuvieron lugar en Marsella en los prolegómenos del Inglaterra-Rusia de la Eurocopa tuvieron hoy sus primeras consecuencias, con la amenaza de expulsión de ambos equipos lanzada por la UEFA y las restricciones de venta de alcohol dictadas por el Gobierno francés.
El Comité Ejecutivo de la UEFA se reunió de urgencia en París y su veredicto fue contundente al asegurar que no dudarán en expulsar a ambos países de la Eurocopa si esos hechos se repitieran.
El organismo que rige el fútbol europeo, responsable de la competición, urgió a las federaciones de Rusia e Inglaterra a que pidan a sus aficionados que no repitan los comportamientos que han marcado de forma dramática el inicio de la Eurocopa.
"Tal comportamiento es inaceptable por los supuestos seguidores de Inglaterra y Rusia, que no tienen cabida en el fútbol, un deporte que debemos proteger y defender", escribió la UEFA en una misiva enviada a ambas federaciones.
En paralelo, los organismos disciplinarios de la organización decidirán dentro de dos días las consecuencias que tendrán los hechos acaecidos en el interior del estadio Velódromo durante y al final del partido.
En ese sentido, se abrió un expediente a la Federación rusa porque aficionados de su país provocaron "disturbios", tuvieron un "comportamiento racista" y usaron bengalas y otro material pirotécnico.
La UEFA reconoció que no todo fue perfecto en la preparación del partido y que, en particular, hubo disfunciones a la hora de separar a las aficiones de ambos países, pese a que el duelo había sido reconocido de alto riesgo dados los antecedentes.
Durante el Mundial de 1998 los dos países se enfrentaron también en Marsella y ya entonces convirtieron la ciudad mediterránea en un campo de batalla.
Ante esos "problemas de segregación", la UEFA aseguró que aplicará las medidas correctivas para fortalecer el despliegue de personal de seguridad en los estadios, en estrecha colaboración con las autoridades locales".
También la FIFA condenó "enérgicamente" las "escenas vergonzosas" que tuvieron lugar ayer en Marsella y las atribuyó a "una minoría de alborotadores idiotas que nada tienen que ver con el fútbol y sus verdaderos fans".
En paralelo, las autoridades francesas, responsables de la seguridad fuera de los estadios, también reaccionaron.
En un primer momento incrementaron en 1.500 hombres el dispositivo desplegado en los alrededores del Parque de los Príncipes de París, lo que no evitó que se registrara algún altercado aislado en la previa del Turquía-Croacia donde una decena de personas, la mayor parte de ellos hinchas radicales del París Saint-Germain, fueron arrestados.
Pero la medida más espectacular la anunció el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, quien aseguró que se ampliará la prohibición de venta y consumo de alcohol en los perímetros sensibles de las sedes los días de partido y la víspera.
También podrán cerrarse terrazas de bares para hurtar a los violentos material que puedan lanzarse.
Además, a los aficionados que sean identificados por haber participado en incidentes, la autoridad administrativa les impedirá acercarse a los estadios, a las zonas de hinchas y a otras áreas que se consideren potencialmente conflictivas en las ciudades sede de la Eurocopa.
Cazeneuve defendió el dispositivo policial de Marsella que "estaba correctamente dimensionado", que "fue reactivo y permitió restablecer la calma en una hora y media al separar a los protagonistas fuertemente alcoholizados y prestar inmediatamente socorro a los heridos"