SANTIAGO.- Juan Antonio Pizzi terminó muy emocionado ayer tras convertirse en el segundo entrenador en la historia de la selección chilena que gana un título de Copa América.
El argentino recordó cómo ha sido su carrera como DT, donde señaló que han sido más las penas que las alegrías. Pero hoy le toca festejar.
Lo hace tras haber guiado a la "generación dorada" a conseguir el bicampeonato de América. Y con él como gran estandarte, como el hombre que tomó el "fierro caliente" tras la salida de Jorge Sampaoli y que ahora ya comienza a hacer olvidar la imagen del casildense.
Inicio poco alentador
Quizás a la hora de recordar su carrera también se le pasó pro la cabeza todo lo que sufrió al inicio de su ciclo en la "Roja". Llegó a la Copa con cuatro partidos dirigidos y un nefasto 25 por ciento de rendimiento. Para peor, cae en el debut del torneo por 1-2 ante Argentina, desplegando un mal juego.
El "fantasma" de Sampaoli era cada vez más latente y no eran pocos los que ya se cuestionaban si era el indicado para asumir la banca.
Nunca transó su idea de juego
Desde que arribó dejó en claro que para él la delantera debía ser conformada por dos externos y un centrodelantero neto. Nada de falsos nueve. No.
Fue aquí donde comenzó ganando terreno Mauricio Pinilla, pero luego, y a raíz de los malos resultados, se inclinó por dejar en esa posición a Eduardo Vargas. Y cómo le resultó. El de Renca terminó siendo el goleador de la Copa Centenario. Y Pizzi "murió con la suya" de jugar con un 9.
Atrás tampoco varió. Con Sampaoli muchas veces se jugaba dependiendo de cómo se plateaba el equipo rival. Siempre un defensa más que los delanteros contrarios. Con Pizzi no. Su línea de cuatro es intransable. Dos laterales con mucha proyección y la pareja de centrales muy cohesioanda.
Mayor libertad
Otro aspecto que ha marcado su ciclo, y que lo diferencia con su antecesor, es que no es tan estricto en cuanto a dar tardes libres ni en la frecuencia de entrenamientos.
"Macanudo" nunca entrena en doble jornada. Sólo una práctica diaria, pero en la cual trabaja todo lo que desea, teniendo a Alejandro Richino, su preparador físico, como fiel acompañante.
Además deja que sus dirigidos puedan disfrutar más. En Estados Unidos tuvieron tardes libres que ocuparon para recorrer y no se vieron tan restringidos en sus actividades.
Confianza en sus jugadores pese a críticas
Gonzalo Jara ha sido desde mucho tiempo un jugador que no es del gusto de todos. Y en la era Pizzi no ha sido la excepción. Sobre todo después del gol que le marcó México en el último amistoso antes de la Copa Centenario.
Pero el estratega hizo oído sordo. Le dio su total confianza al zaguero de la Universidad de Chile, quien le respondió mejorando considerablemente su rendimiento.
Otro que pasó por momentos bajos fue el mismo Vargas. Sequía goleadora de varios meses e incluso llegó a perder la titularidad. Sin embargo el adiestrador volvió a confiar en él, en gran parte por el grado de conocimiento que tiene tras haberlo dirigido en el Valencia. Y también le retribuyó el de Renca.
Le resultaron las apuestas
Cuando perdió a Marcelo Díaz por lesión, todos pensaron que Francisco Silva sería el reemplazo. Pero no. Pizzi sorprendió a todos ubicando a Pedro Pablo Hernández en posiciones más retrasadas.
Y el "Tucu" si bien no cumplió el mismo rol que su compañero en el Celta, sí estuvo a la altura. También dio un golpe cuando puso a Edson Puch como titular por derecha contra México.
El delantero del Necaxa respondió a cabalidad, marcando dos goles. Se daba por hecho que era el dueño de esa franja. Y nuevamente sorprende. Ante Colombia le dio la titularidad a José Pedro Fuenzalida y el "Chapa" también destacó con un gol y participando en la jugada del otro. Con eso se ganó su camiseta de titular en la final.