SANTIAGO.- El 19 de julio Universidad Católica oficializó su incorporación y transcurrido más de un mes desde esa fecha, el volante argentino Diego Buonanotte no había logrado tener esa actuación consagratoria que tanto esperaban los hinchas cruzados.
De hecho, el mediocampista formado en River Plate arrancó de la peor manera con la camiseta de la franja, tras ser expulsado en su debut oficial frente a O'Higgins en Rancagua.
Hasta que llegó el clásico universitario. Frente a los laicos, Buonanotte se desató y sacó a relucir toda su calidad. Esa que lo llevó a brillar en Copa Libertadores con River y en el Málaga de Manuel Pellegrini.
El técnico Mario Salas lo incluyó, por primera vez en el Apertura, entre los titulares y el trasandino no defraudó. Desde el pitazo inicial, el jugador de 28 años se robó la película en el Estadio Nacional.
"Se echó el equipo al hombro y quedó demostrado el por qué luchamos tanto para que llegara", comentó un integrante del cuerpo técnico finalizado el cotejo.
Y así fue. Buonanotte tuvo una media hora de ensueño en Ñuñoa. Con notables cambios de ritmo y su precisa conducción, fue un constante dolor de cabeza para el mediocampo y defensa de la U de Beccacece.
Era tanto el desequilibrio que creaba, que Gonzalo Jara le propinó un duro golpe, buscando amilanar al trasandino. Pero aquel episodio lejos de sacarlo, lo metió más en el partido.
A los 23 minutos y cuando la UC presionaba la salida de los azules, vivió su clímax en el pleito: Aprovechó un regalo de Christian Vilches en tres cuartos de cancha y enfiló una veloz carrera hasta el área local.
Cuando ya estaba en posición de remate y la jugada pedía cruzar un zurdazo, Buonanotte sorpresivamente enganchó, Gonzalo Jara pasó de largo y el ex AEK Atenas sutilmente definió con borde interno ante el joven Nelson Espinoza.
Un golazo que el "Enano" festejó golpeándose el pecho y celebrando con todo, quizás consciente de su amargo arranque con la casaquilla franjeada.
Tras su conquista, el ex pupilo del "Ingeniero" siguió generando peligro. Los azules no podían detenerlo y tuvieron que recurrir al juego sucio cuando a los 30' se escapó en una contra. Lorenzo Reyes se vio obligado a bajarlo con una fuerte entrada que pudo ser roja, pero que sólo le significó amonestación.
"Juega bien el chico", exclamaban algunos hinchas locales en la tribuna preferencial destacando la actuación del argentino, mientras la gran mayoría explotaba por el rendimiento de la zaga laica.
En el complemento tuvo un rol menos protagónico, pero cada vez que pudo, Buonanotte se las ingenió para zafar de la marca y esconder el balón cuando el trámite del encuentro así lo dictaba.
Finalmente, a los 87 minutos, Mario Salas lo sustituyó para que la fanaticada ubicada en uno de los codos norte lo ovacionara por su rutilante exhibición. El enganche se fundió en un apretado abrazo con el ayudante Leonardo Zamora y recibió la felicitación de cada uno de sus compañeros en el banco.
En camarines, todos esperaban su salida, la cual demoró por tener que someterse al control de doping. "No quiero ser reiterativo, pero lo importante era que el equipo ganara", señaló escuetamente con respecto a su actuación personal el menudo volante.
No hacía falta más. Buonanotte demostró que lo suyo es hablar en la cancha. Si el argentino mantiene ese vocabulario futbolístico, la UC puede por qué no volver a ilusionarse con el inédito bicampeonato.