SANTIAGO.- Para las Fiestas Patrias del año 2015, María Victoria Laymuns recibió un llamado de parte de un periodista de la radio La Clave en la que le dijo "Eduardo (Bonvallet) se suicidó".
Luego de doce meses de estar separados, Leymuns no creyó lo que le habían dicho hasta que su hermana le confirmó la información, en ese instante "me derrumbé. Me senté en el comedor de mi casa y no me paré más. Solo lloré y lloré".
Según relató a Revista Sábado, el año 2005 en un bar de Vitacura, Eduardo Bonvallet conoció a la que sería su mujer. "A mí me cargó", cuenta Leymuns. Sin embargo, el comentarista no se desanimó y tras varias visitas a su lugar de trabajo, comenzaron a pololear siete meses después.
"La gente tenía la idea de un Bonvallet como el gallo que habla fuerte, y en la intimidad no era así", lo recuerda la mujer.
En cuanto a su trabajo, la viuda del comentarista indica que "yo respetaba su espacio. Él siempre me pedía que no me metiera en su trabajo (...) Él era súper celoso de su trabajo y no le gustaba que gente, aunque fuera su mujer, se metiera".
Cáncer y crisis de pareja
En enero del 2011 a Bonvallet le detectaron un cáncer en la vía biliar, por lo que tuvo que someterse a quimioterapias durante tres meses.
"El las aguantó todas (...) Es que a él poco se le podía decir, hacía lo que quería", comentó Leymuns.
A fines del mismo año, el comentarista deportivo empezó a recuperarse de su enfermedad, pero la relación entre ambos empezó a desgastarse. Según la mujer, "los dos estábamos muy cansados, muy poco tolerantes, nunca fuimos a una terapia juntos, no hicimos muchos esfuerzos por sacar la relación adelante, por aceptarnos. Había llegado a un punto en que la convivencia estaba crítica".
Laymuns agregó que, tras recuperarse del cáncer, Bonvallet volvió a trabajar "pero se sentía cansado y decidió dejar de tomar valcote, un remedio para tratar su trastorno bipolar".
Ella reconoció que no se dio cuenta de inmediato de sus cambios de comportamiento, que todo pasó lento y que las peleas se hicieron cada vez más intensas, ya no era tan fácil reconciliarse. Cada día él le gritaba más.
Hasta que en junio del 2014, él se fue de la casa. Ella lo recuerda como un mes duro, en que lo extrañaba mucho. Le pidió que volviera. Decidieron intentarlo de nuevo.
Pero en septiembre, Bonvallet abandonó el hogar definitivamente.
El último tiempo del comentarista
Laymuns cuenta que nunca se enteró de los intentos de suicido de su ex pareja. "Yo creo que él estaba muy mal y uno siempre comete errores y ese fue el mío, no ver más allá, cerrarme en la discusión y no hacer una reflexión un poco más profunda de la situación, de lo que estaba pasando", explicó.
"Me arrepiento de no haberme dado cuenta de cuán mal estaba él. Pero yo estaba muy enojada. Teníamos una relación muy de cabros chicos, era muy intenso", indicó la mujer.
La ex pareja del comentarista aseguró que nunca fue una opción que Bonvallet atentara contra su vida, puesto que él había luchado contra el cáncer.
Poco después del suicidio, se ventilaron detalles de la vida de Bonvallet, como su separación matrimonial, y Cristián Peñailillo dijo en el programa Mentiras verdaderas, de La Red, que todo había sucedido porque él no podía ver a sus hijos.
Laymuns dice que, luego de eso, muchos de los fanáticos y seguidores de su esposo comenzaron a mandarle mensajes amenazantes por Facebook y Twitter.
"Decían que me iban a matar. Dentro de la pena que sentía por su pérdida, también sentía que había una injusticia tremenda, porque nunca en la vida él no pudo ver a sus hijos. Que un día viernes él no haya podido entrar porque estaba enojado y porque mi mamá consideró que no estaba en condiciones, no tiene nada que ver. Bajo ese punto de vista, no puedes decir que a él se le prohibió ver a sus hijos".
"Me ha costado mucho hacerme la idea de que Eduardo no va a estar nunca más. Sé que está muerto, pero tengo la sensación de que en algún momento va a aparecer. Me dicen que es parte del duelo, pero a veces me pillo mirando su número de celular. Su ausencia se nota tanto. Estábamos separados, pero teníamos una relación de dependencia el uno del otro muy fuerte".
"Él era mi contención: si yo tenía una duda, le tenía que preguntar a él y eso ha sido lo más difícil para mí. Además, pena de no haber podido decirle a él todo lo que lo quería. Es heavy la sensación de desamparo que me dejó".
Señaló que para sus hijos tampoco ha sido fácil, sobre todo para la mayor, hoy de 11 años, que ya puede leer lo que se escribe de su padre.