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Juan Carlos Garrido, el Premio Nacional del Deporte que fue hasta vendedor ambulante tras una "injusta" sanción

El pesista paralímpico fue condecorado por sus logros en el 2015, pero no se olvida de todo lo que sufrió cuando lo culparon de haber "mentido y ser un irresponsable".

27 de Octubre de 2016 | 10:29 | Por Leonardo Vallejos, Emol
SANTIAGO.- Era el mediodía del pasado lunes 24 de octubre. Juan Carlos Garrido estaba en una ferretería comprando materiales para terminar de construir su casa en el sector de Quilapilum, en Colina. No había revisado su celular. Al terminar las compras ve su telefóno y tenía una llamada perdida.

"El visor decía 'Ministra Natalia Riffo'. Así que le devolví altiro la llamada", cuenta a Emol el pesista paralímpico que sufre de artrogriposis congénita, insuficiencia que le impide que se desarrolle la musculatura en sus piernas.
La Ministra del Deporte le comunicó mediante esa vía que había sido elegido por una Comisión -que conforma ella, un senador, un diputado, el director del IND y el presidente del Círculo de Periodistas Deportivos- como el ganador del Premio Nacional del Deporte del 2015.

"No lo podía creer. Aunque estaba más nerviosa ella con todos los medios viendo cómo me llamaba. Yo estaba en la ferretería súper relajado y nunca me imaginé esto. Fue una tremenda noticia. Para mí es un reconocimiento para todo el deporte paralímpico. Creo que lo tengo más que merecido", valora el medallista de oro en los Parapanamericanos de Toronto el 2015.

La dura sanción que lo hizo alejarse del deporte



Hoy está feliz. Este año además fue condecorado con ser el abanderado de Chile en los Juegos Paralímpicos de Río. Pero en su momento de mayor gloria no se olvida de "la injusticia" que lo dejó fuera del deporte por seis años.

El 2004 viajó a Atenas para participar en los Paralímpicos. Él estaba mentalizado en participar en la halterofilia en la categoría de 56 kilos. "Llegué allá y me dicen que estaba inscrito en 48 kilos. No lo supe hasta ahí, sólo tres días antes de la competencia. Me obligaron a tomar de todo, hasta laxante para bajar los 8 kilos. Alcancé a perder 6 y no pude participar".

Pero el peso no fue lo único que perdió. La Federación de ese entonces lo responsabilizó a él. "En el informe me culparon a mí. Dijeron que era el responsable de no haber hecho la categoría, nunca dijeron que ellos no me habían inscrito bien. Y me castigaron y estuve 6 años fuera por un error de los dirigentes".

Aún dolido recuerda que "claro, era más fácil echarle la culpa al deportista que reconocer el error de ellos. Dijeron que no había dado la categoría, que había llegado pasado de peso. No tuve nada más que hacer".

Luego de esto no quiso saber nada más de deporte. Tomó la radical decisión de irse junto a su esposa e hija a Antofagasta. Allá trabajó de todo. De vendedor ambulante, en una panadería, "la vida se me hizo muy difícil, pero había que sacar adelante a mi familia. Durante ese tiempo no tomé ni una pesa".

Regreso en gloria y majestad



Su vida personal también sufrió. Se separó de su esposa. Poco a poco comenzó a volver a tener contacto con su entrenador, Víctor Rubilar. Fue ahí cuando decidió regresar a Santiago. "Quería demostrarle a mi hija que su papá se la podía".

No sólo volvió a la capital del país, también retomó sus entrenamientos. Pero encontró el rechazo de la federación, que era dirigida por Patricio Owen. "No me aceptaba, para ellos era un mentiroso, un irresponsable por lo que había pasado en Grecia".

En poco tiempo ya había hecho la marca que le dio la clasificación a los Parapanamericanos de Guadalajara el 2011. Los resultados fueron inmediatos. logró medalla de bronce y batió el récord parapanamericano (con 165 kilos) en la categoría de -60 kilos.

"Pero seguía dolido. Estando allá los dirigentes ni se acercaron. Pero claro, conseguí la medalla y ahí aparecieron. Luego de largo tiempo, y cuando ya se iba de su cargo, aclaré todo, como hombre, con Owen", se descarga Garrido.

Cómo superó su incapacidad y su paso del básquetbol a las pesas



La artogriposis que padece Garrido la tiene desde que nació en Talca. Es el único de cuatro hermanos que padece esto. "Le pasa a una guagua entre mil, y me tocó a mí".

De muy chico viajaba junto a su madre a la Teletón de Santiago. Alcanzó a estar como un año y medio en el centro de rehabilitación. "Mi pobre madre sufrió mucho, tenía que ingeniárselas para trasladarme. Me operaron, pero nunca pensando en caminar, sólo en endurecer un poco más las piernas. Para variar me dio un soplo en el corazón".

Cuenta que su época escolar fue "complicada". Le encantaba jugar fútbol pero sus compañeros no lo dejaban porque él andaba en silla de ruedas. "Hoy con el tema del buylling están todos muy sensibles. Si superian todo lo que tuve que sufrir yo, ufff. Pero decidí defenderme a combo limpio con el que me molestara", recuerda entre risas.

Del fútbol pasó al básquetbol. Jugó tres años pero reconoce que el equipo donde estaba era "terrible malo". Fue ahí cuando un amigo lo instó a cambiar. "Mi amigo me decía que tenía más fuerza que talento, me mató. Al poco tiempo conocí a Víctor Rubilar, quien sigue siendo mi entrenador".
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