Los jugadores de la UC celebraron con todo su histórico bicampeonato.
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SANTIAGO.- Se sabía que los festejos de la UC por la obtención del primer bicampeonato de su historia iban a ser con todo.
En sus 79 años de historia, el cuadro cruzado jamás había tenido el privilegio de erigirse como monarca del fútbol chileno dos veces consecutivas.
Por lo mismo, las emociones se multiplicaron por mil apenas el juez Roberto Tobar dictó el pitazo final del 2-0 sobre Deportes Temuco.
Todo era alegría entre los dirigidos por Mario Salas. Sin embargo, los jugadores pasaron de la emoción a la molestia, cuando decenas de hinchas ingresaron al campo de juego.
La seguridad en el Germán Becker sencillamente se vio sobrepasada, por lo que actuaron muy agresivamente al momento de reducir a los aficionados.
Pero la polémica estalló cuando los guardias privados comenzaron, incluso, a sacar a la fuerza a familiares de los jugadores.
Uno de los más enrabiados con la situación fue el defensa y capitán Cristián Álvarez. Sus parientes sufrieron el rigor de la seguridad y fueron retirados por un momento.
La situación no fue mejor con los periodistas, que también se vieron impedidos de poder realizar su trabajo ante la postura poco criteriosa de los encargados.
La puerta que da a la salida al campo de juego quedó completamente destruida cuando intentaban expulsar a un hincha. Vidrios volaron e incluso el jugador Fernando Cordero vio la acción consternado y también muy nervioso, pues su familia también fue retirada.
Después de varios minutos, la situación se normalizó. Pero los ánimos nunca dejaron de caldearse, pese al evidente jolgorio.
De esta forma, el estadio Germán Becker quedó muy en deuda con respecto a la capacidad de poder recibir un espectáculo de la magnitud que presentaba tener a una UC con la corona casi probada...