La dura historia de la medallista chilena no vidente que reclama contra el fútbol y el poco apoyo

SANTIAGO.- El pasado jueves no fue un día cualquiera para la atleta chilena paralímpica Margarita Faúndez. La deportista no vidente, de 28 años, recibió de parte de la Presidenta Michelle Bachelet y el ministro de Deportes, Pablo Squella, el galvano por "Actuación Relevante en Río 2016", donde finalizó en el octavo lugar en los 1.500 metros, por lo que obtuvo un Diploma Olímpico.

"Estos reconocimientos son bonitos, ya que uno se siente parte del deporte chileno, se siente parte de la historia del país", señaló Margarita a Emol, quien el 2015 ganó la medalla de oro en los Parapanamericanos de Toronto y la presea dorada en los Juegos Parasuramericanos Santiago 2014.

Y agregó: "Que reconozcan tu esfuerzo, tu logro y el de todo tu equipo de trabajo, siempre es bienvenido y alegra mucho".

Pero no todo ha sido alegría en la vida de Faúndez. La deportista sufre retinitis pigmentosa, "un problema que es genético y hereditario, y a la vez progresivo. En simples palabras, la retina se va comiendo la visión del ojo".

Contó que "a los cinco años veía un 30 por ciento y hoy veo un uno por ciento. Sólo observo luz y sombras, nada más".

"Los deportistas paralímpicos pasamos muchas barreras"

Margarita reconoció que nunca le interesó hacer deporte, hasta que un ex pololo, que también era deportista paralímpico "me preguntó por qué no practicaba atletismo. En un principio no estaba muy convencida, pero la verdad que ahora el deporte es parte fundamental en mi vida, es todo. Es lo que me ha permitido ganar medallas y demostrar que uno se la puede".

Y se la puede, pese a que la ayuda económica ha sido escasa durante su desarrollo profesional. "Lamentablemente muchos de los deportistas paralímpicos tenemos que pasar muchas barreras para lograr algo importante. Hoy no tengo auspiciadores y sólo cuento con una beca Prodar ($1.079.794) que me da el gobierno mensualmente por los logros obtenidos y con eso me financio mi carrera".

Sobre lo mismo, añadió que "la familia igual siempre me ha apoyado, aunque más de forma emocional. También tuve la ayuda de la fundación de Harold Mayne-Nicholls, quienes me ayudaron con dinero durante dos años.

Así, no deja pasar el momento para lanzar una clara crítica: "Cuesta mucho el desarrollo, porque el deporte paralímpico cultural y socialmente todavía no está tan visto como el deporte convencional. Hay una escala en el deporte bien grande y marcada donde siempre en el primer piso está el fútbol y después de eso vienen los deportes convencionales, que también están muy por debajo del fútbol, y luego el deporte paralímpico".

Sin embargo, y ya pesando en lo que viene para el 2017, Margarita piensa positivo y anticipó que "el desafío más grande es el Mundial de Atletismo Paralímpico en Londres, a mediados de julio, donde espero correr los 800 y 1.500 metros y revalidar el bronce mundial que ganamos el 2015 en Qatar en los 1.500, ojalá se pueda dar. Sería maravilloso lograr algo grande".