SANTIAGO.- A los 4 años, en algún lago de Chile, Valentina González se topó sin pensarlo con la disciplina que hoy la convierte en una promesa del deporte. Fue aquella vez, en esos largos paseos junto a su abuelo y su padre, donde conoció el esquí náutico.
Hoy, trece años después, se cuelga una medalla como subcampeona del mundo en junior. Lo consiguió hace algunos días en el Mundial Juvenil, disputado en la laguna Los Morros de San Bernardo.
Hija de un ingeniero comercial y una paisajista, Valentina González nació a los seis meses, en un parto prematuro. "Por eso me dieron ese nombre, por valiente", dice.
Desde niña que soñaba con medallas, y ahora, para ella, este triunfo no tiene comparación. A pesar de ganar Oro en los Odesur 2014, el Mundial "es el logro más grande en mi carrera. Participaron los mejores esquiadores juveniles de todo el mundo, no faltó nadie".
En medio de su momento de gloria, la chilena no se olvida de quienes estuvieron en sus inicios. "Partí gracias ellos (papá y abuelo), eran los típicos esquiadores de lagunas como Rapel, Aculeo, y otras más al sur. Ellos siempre me motivaron a practicar el esquí, desde ese día no he parado", cuenta en conversación con Emol.
Pero, contrario a sus deseos, estos triunfos no la acercan a Chile. Sino que la separan aún más. En agosto tiene pensado irse del país, para estudiar Ingeniería Comercial en Estados Unidos. Así puede preparar algún examen anual y practicar su disciplina. Para ella, en Chile no hay posibilidad de hacer las dos cosas por igual.
"Hay varias universidades en Florida que me están buscando para representarlos en los campeonatos de esquí. En Chile la universidad es la tumba del deportista, lamentablemente es así. Al final es una etapa en que uno decide entre los estudios o tu deporte", considera la destacada representante nacional.
Y dice: "Hay muchos deportista que, apenas empiezan los estudios, van dejando de lado los entrenamientos. Siento que así termina muriendo el deporte cada vez más. Me da rabia que en aquí no tengamos una cultura deportiva. Yo he conocido mucha gente en el mundo que sabe de Chile por sus deportistas".
Dejar de la lado a su familia, su principal apoyo, es quizás el desafío más duro que le toca enfrentar en su corta edad. "Obviamente que les da pena. Pero ellos saben que es la única posibilidad de hacer las dos cosas a la vez. Siempre me van a apoyar. Mi papá quiere lo mejor para mí".
2017, el año del salto
Fuero dos años de preparación para dar con el objetivo. Asistía de 8 de la mañana a 4 de la tarde al colegio La Misión de Calera de Tango. Luego, al Lago Los Morros de San Bernardo hasta el anochecer. Incluso en invierno, a pesar del agua congelada, seguía entrenando. Luego venía una rutina de ejercicios y después, antes de dormir, estudiaba.
La que acaba de terminar fue su último mundial como junior. Los torneos como adulta están a la vuelta de la esquina. Pero antes le quedan los circuitos Juniors Masters Ski, para los mejores del ranking mundial, y el Moomba Master en Australia.
Su temporada continuará y con el gran objetivo de clasificar al Mundial de Esquí Náutico Sub 21, en Ucrania. Y en septiembre su próximo gran desafío: la cita planetaria adulta en Francia.
También tiene otro sueño, pero este no depende de ella: que el esquí náutico se imparta en los Juegos Olímpicos. "Es una pena que no sea así, este deporte siempre le trae medallas a Chile, para mí sería increíble representar a mi país, espero que se puede dar en el futuro".
