Sus dirigidos destacan lo cercano que es y lo mucho que los aleona para conseguir los objetivos.
EFE
SANTIAGO.- "Tengo muy claro mis objetivos. Si quieres ser un ganador, tienes que pensar como tal. Llegar hasta donde nadie ha llegado, estar dispuesto a sacrificarte lo que nadie ha estado dispuesto a sacrificar. Un ganador no es el que piensa como ganador, sino el que actúa como tal". El autor de esta frase es el técnico español que llevó a la selección chilena de Balonmano a hacer historia en el Mundial de Francia. ¿Su nombre? Mateo Garralda.
Y sus pupilos lo celebran. "Ya nos metió en la cabeza que nuestro objetivo es clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Cuando lo escucho veo a alguien que vivió este deporte intensamente. Vibro cuando él habla, es un motivador", destaca Erwin Feuchtmann, una de las figuras del equipo.
La llegada del hispano a la banca del combinado nacional provocó toda una revolución. Fue campeón mundial como jugador, dos veces medallista olímpico y elegido el mejor lateral del mundo. Esta experiencia en la cancha la combina con conceptos como motivación, confianza, experiencia y no achicarse ante nadie.
¿Fue como el cambio que provocó Marcelo Bielsa en la selección de fútbol? "Sí, lo mismo nos pasó a nosotros. Cambió la mentalidad de todos, ahora vamos para adelante. Nos recalca que no debemos mirarnos por debajo de Brasil o Argentina. Nos envalentona diciendo '¿qué han ganado ellos?, ¿algún mundial o Juego Olímpico?'", cuenta Marcel Mancilla presidente de la federación de balonmano.
En su rol de técnico es enérgico. Gesticula, se mueve de un lado a otro, reclama con vehemencia cuando considera que algo no corresponde y a sus jugadores los aleona, pero también los reta cuando se debe. Como ver una imagen del "Loco" rosarino.
Feuchtmann lo grafica con un hecho específico. "Después del partido que perdimos con Arabia, yo no me quería levantar de la cama, más aún porque me perdí un penal clave. Pero ahí estuvo él. Fue el primero que me alentó, nos reunió a todos y nos dijo que podíamos dar un paso más y seguir haciendo historia. Claramente influye que ha estado bastante en la elite, sabe lo que es manejo de grupo, que hay que tener a los jugadores siempre en tensión, porque si nos relajamos no rendimos".
Y también se ve reflejado en la cancha. "Contra Japón lloré en la tribuna. Le vi a los muchachos una jugada que sólo había visto que hace Alemania. Todos coordinados. Fue hermoso", recuerda Mancilla, alabando aún más la labor del DT.
Su arribo a Chile
¿Y cómo alguien con tan exitoso curriculum llegó a hacerse cargo de la selección chilena? Por curioso que parezca, fue él quien se ofreció.
"Fue un cúmulo de casualidades. Estuve en los Panamericanos de Toronto como ayudante de la selección de Puerto Rico. Ahí me entero de cómo está la situación del balonmano en Chile y me interesé. Una cosa llevo a la otra, hubo elecciones en la federación en Chile, presenté mi curriculum y gracias a Dios optaron por mí", cuenta Garralda.
Mancilla complementa que "no costó convencerlo. Mateo sabía que tenía en la selección un potencial. Los había visto en los Panamericanos y el desafío de tomar una selección era mayor, fue una relación bastante agradable. Chile le gustó, fue muy bien acogido y hoy está con muchos proyectos y espero que esté hasta Tokio 2020 con Chile clasificado".
