Se volvió a ganar el cariño de los hinchas hispanos.
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SANTIAGO.- En una fría noche en el estadio Santa Laura, en la comuna de Independencia, la afición de Unión Española estaba expectante. Los dirigidos por el técnico Martín Palermo tenían las cartas a su favor tras vencer a Cerro 3-2 en Uruguay, por el duelo de ida de la Fase 2 de la Copa Libertadores. Ahora quedaba definir la llave frente a su público.
En la previa del encuentro, de lo que más se hablaba en las galerías era de la vuelta a la titularidad de Diego Churín, goleador del equipo y ausente en la derrota ante Colo Colo por 3-0 en el inicio del Torneo de Clausura. Pero fue otro delantero que se consagró como figura, uno que retornó al club luego de tres años, Sebastián Jaime.
El atacante trasandino, que marcó el tanto que selló la victoria en Uruguay, no fue considerado mucho por Mario Salas en Universidad Católica en la temporada pasada, y finalmente volvió al cuadro con el que salió campeón en el Apertura del 2013.
El público presente en el recinto le hacía saber la alegría de tenerlo de vuelta, y cuando los altoparlantes del estadio anunciaban los titulares, era Jaime uno de los más aplaudidos.
Pero no fue un partido fácil para el artillero de 30 años. En el primer tiempo, donde estuvo poco fino y ofrecía más empuje que claridad, tuvo dos palos, a los 25' tras tiro libre de Pinares y a los 37', donde hizo vibrar el horizontal. No obstante, a los 34' el puntero peinó la pelota tras un saque de esquina para que el defensa Jorge Ampuero decretara el 1-0.
Fue en el segundo lapso donde el ex cruzado se encumbró como figura. Las chances más claras de los locales las fabricaba él, aunque seguía poco certero para definir. A los 70', Pinares lo dejó solo frente al arco, pero el nacido en La Plata disparó muy despacio y a las manos del portero. Mientras Martín Palermo lo motivaba desde el banco, el delantero seguía intentando.
Finalmente tuvo su recompensa. A los 73' Churín arrancó por la derecha y asistió a Jaime que definió el balón por sobre el meta. Golazo. El público se entusiasmaba y los dos artífices del tanto hacían un baile frente a la tribuna.
Con el pitazo final, las más de 5.000 personas que presenciaron el encuentro comenzaron a celebrar con cánticos y aplausos. Jaime era vitoreado igual que al inicio del partido, y además fue premiado como el mejor jugador del partido. Cuando inició su camino a los vestuarios, apretó varias veces el puño mientras miraba al público.
"Presentía que me iba a quedar una clara para anotar y estoy contento porque sume otro gol. Pero hay que seguir trabajando y ojalá sigamos haciendo historia", dijo el argentino tras el final del partido.