El italiano se estaba quedando solo.
AP
SANTIAGO.- Los medios alemanes lo adelantaron y horas más tarde el club lo confirmó: Carlo Ancelotti fue despedido del Bayern Munich. Arturo Vidal se quedó sin técnico.
Si bien la goleada que le propinó el PSG en la Champions fue el último gatillante, la crisis comenzó mucho antes. Una serie de conflictos internos provocaron el terremoto.
Hace rato que la prensa germana venía hablando de un convulsionado camarín. La gira de pretemporada fue una muestra, ya que varios integrantes del plantel criticaron el viaje a China, que tuvo resultados muy desfavorables.
El técnico italiano siempre fue el apuntado por aceptar lo que la dirigencia le había ofrecido. Pero el asunto iba mucho más allá.
Al ex estratega del Real Madrid lo acusaban de tener muy poca comunicación con el plantel y hablar sólo "con sus favoritos". Así el quiebre comenzaba a marcarse.
La relación del DT con jugadores como Lewandowski, Robben, Ribery y Müller estaba desgastada. Incluso, alguno de ellos no repararon en mostrar públicamente su malestar por las decisiones del adiestrador.
Por el contrario, con Vidal siempre tuvo mucha cercanía. El chileno era uno de los preferidos de Ancelotti, quien quiso llevarlo al Real Madrid mientras estaba al mando del club español.
Todos los líos internos también se fueron convirtiendo en públicos. Por ejemplo, Lewandowski no dudó en criticar la política de fichajes del Bayern para esta temporada.
"El Bayern tiene que inventarse algo para traer más jugadores de clase mundial. Si se quiere ser competitivo se necesita la calidad de esos jugadores", lanzaba el delantero polaco.
Su compañero Müller también incendicaba aún más el conflicto con sus dichos. "No sé exactamente cuáles son las cualidades que el entrenador quiere ver. Pero parece que las mías no están siendo 100% necesitadas", reclamaba.
Lejos de calmar la polémica, y en otra muestra de los conflictos internos, el presidente del cuadro bávaro le respondió a los atacantes. "Aquellos que públicamente critiquen al entrenador, al club o a los demás jugadores tendrán que hablar seriamente conmigo", soltó.
Y una de las últimas muestras de que el peso de Ancelotti en el vestuario ya era prácticamente nulo la dio Robben tras la goleada propinada por el PSG en la Champions.
Tras ser consultado si el plantel seguía respaldado al técnico italiano, el holandés sostuvo que "no responderé a esa pregunta. Fue una derrota dolorosa y podemos hablar de ello". Claramente no le dio su apoyo en un duro momento.
