Fue una fiesta la Rosaleda.
EFE
SANTIAGO.- Tras el pitazo final del árbitro en el estadio la Rosaleda, los jugadores y la hinchada del Málaga estallaron en una algarabía casi desmesurada. Hubo gritos, aplausos, besos y cánticos.
Habían derrotado por la cuenta mínima al Villarreal, con un único gol de penal de Chory Castro (37'). Pero la principal razón era otra: hace 15 fechas que no conseguía una victoria en la Liga española.
El cuadro donde milita Manuel Iturra, quien jugó todo el partido en el triunfo de su equipo, no ganaba desde el 10 de diciembre del 2017, cuando vencieron por 2-0 a la Real Sociedad. De ahí en adelante sumaron un pésimo registro de 5 empates y 12 derrotas.
Por eso la alegría de los malagueños. Las tres unidades que sumaron esta jornada pueden ser clave en la lucha por no descender de la máxima categoría.
El equipo "blanquiazul" marcha en el último puesto de la tabla del certamen hispano, por lo que cualquier punto que añada de aquí en adelante es más que valioso.
Ahora los de Málaga estarían bajando de división, pero aún quedan ocho partidos para revertir el panorama. No obstante, igual dependen de que los equipos que están arriba suyo no sumen en la lucha por no descender no sumen.
