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El descalabro táctico de Colo Colo ante Delfín que terminó con un Guede sin ideas y escondiéndose de los furiosos hinchas

El técnico del Cacique realizó variantes que no provocaron desequilibrio y que enredaron aún más la estructura de su equipo.

06 de Abril de 2018 | 12:41 | Por Martín Gutiérrez, Emol
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No supo qué hacer.

Photosport
SANTIAGO.- Un desastre vivió Colo Colo la noche de este jueves en el Monumental después de sufrir una de las derrotas más humillantes del último tiempo al caer con el modesto Delfín de Ecuador y complicar sus chances de seguir en carrera en la Copa Libertadores.

La pesadilla en Macul no fue sólo en la cancha, fuera de ella, en las tribunas, los hinchas explotaron e hicieron sentir toda su impotencia. El blanco de los dardos era la banca comandada por Pablo Guede.

¿Cuáles fueron las razones del descontento? El poco fútbol y la poca reacción anímica que mostró Colo Colo y que terminaron por hundir la idea del DT.

El DT argentino nuevamente se la jugó con la misma línea de tres que puso ante Bolívar en La Paz con Juan Manuel Insaurralde, junto a Julio Barroso y Matías Zaldivia. La apuesta inicial del técnico argentino apuntaba a presionar rápidamente a los ecuatorianos, con un mediocampo poblado y con jugadores de buen pie, como Claudio Baeza, Jaime Valdés y Jorge Valdivia.

En el arranque del cotejo, daba la impresión que el ex Palestino había dado con el libreto y que tarde o temprano a Colo Colo, pese a los palos de Paredes e Insaurralde, se le iba a terminar abriendo el arco para así encaminar una victoria.

Pero esa pesada carga psicológica de no superar desde hace 11 años la fase grupal del máximo torneo de clubes a nivel continental, al parecer se apoderó el elenco albo y el Cacique se fue en cero al descanso.

Un Cacique preso de la desesperación

Guede dispuso del ingreso de César Pinares en el reinicio. El cambio fue aplaudido por la hinchada. Se iba Julio Barroso y Claudio Baeza pasaba a la retaguardia para tener una salida más limpia desde el fondo. Todavía había margen para mejorar.

El DT argentino se veía cauto, pero inesperadamente y de contragolpe, todo se vino abajo: Delfín abrió la cuenta y a partir de ahí el estratega del cuadro de Macul comenzó a deambular por un túnel del caos del que nunca pudo salir.

Fue tanto el descalabro táctico y la desesperación del adiestrador, que terminó jugando con apenas dos defensas nominales: Insaurralde y Zaldivia. Mientras que en ofensiva acumuló a Paredes, Rivero y el ingresado Nicolás Orellana. El improvisado tridente por momentos se vio incómodo y muchas veces parecía que se perjudicaban restándose espacios entre ellos mismos.

Una prueba palpable del caos del esquema es la imagen del volante Gabriel Suazo, quien en dos jugadas las ofició como un delantero más resolviendo de mala manera por el segundo palo.

El partido entraba ya en fase terminal y Guede tenía un nudo ciego en su cabeza que parecía no tener solución. Finalmente, Colo Colo culminó atacando con más ímpetu que ideas. Fueron los manotazos de ahogado de un elenco que nunca encontró la brújula y que tuvo a un entrenador completamente resignado en los últimos cinco minutos.

Sí, porque como queriendo evitar la ola de insultos de la tribuna Océano, el argentino se escondió en la banca, se sentó y dejó que su ayudante Gustavo Grondona impartiera las, a esa altura, impotentes instrucciones.

Pitazo final y el que tuvo que pagar la ira de los aficionados fue su colaborador, ya que Guede ni miró a los enajenados hinchas mientras se retiraba bajo una sombrilla. Así el ex San Lorenzo cerraba una noche marcada por su confusión para revertir la pesadilla que ningún colocolino imaginó...
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