Los Warriors mostraron un juego imparable desde el inicio del partido.
AFP
SANTIAGO.-
Fue 4-0. La novena "barrida" en la historia de la NBA. Los Golden State Warriors mostraron toda su contundencia para propinarle una paliza, como visitantes, a los Cleveland Cavaliers y conseguir en el Quicken Loans Arena el título de la NBA, el segundo consecutivo para los de California.
En un duelo donde se vio mejor a la visita desde el comienzo, los Warriors lograron consumar su mejor juego para imponerse con un arrollador 108-85 sobre LeBron James y compañía.
Y la presión era mucha para los de Ohio, puesto que llegaban 3-0 abajo en la serie y necesitaban ganar en casa para mantenerse con opciones de estirar la serie.
Pero desde el comienzo se vieron eclipsados por el notable rendimiento de Stephen Curry y su equipo.
De hecho, el base y figura de los Warriors casi no tuvo puntos bajos y brilló con 37 conversiones, anotando 7 tiros de 3. En tanto, Kevin Durant -elegido el MVP de la final- deslumbró con sus 20 anotaciones, 12 rebotes y 10 asistencias.
Así las cosas, los de Golden State se fueron al descanso con una clara ventaja de 61-52, aunque en el tercer cuarto aquello se acentuó. De hecho, en dicho parcial los Warriors estiraron su ventaja y quedaron con 21 puntos de ventaja de cara al último parcial.
Ahí el partido terminó por decantarse en favor de la visita. Incluso en los minutos finales James se sentó en la banca, bajo una generalizada ovación de los fanáticos, pudiendo haber sido su último partido con la camiseta de los "Cavs".
Finalmente los Warriors no encontraron resistencia y sellaron su segundo título consecutivo en la NBA, el tercero de los últimos cuatro torneos (todos ellos ante los Cavaliers) y el sexto de su historia.
