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Poco público, un fallo fotográfico y un perro que casi arruina una carrera: Así es un día en el tradicional Orlando Guaita

Ayer sábado se disputó la tradicional competición atlética. Alfredo Sepúlveda y Gabriel Kehr brillaron en Chile.

07 de Abril de 2019 | 08:48 | Redactado por Felipe Santibáñez
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Gabriel Kehr en el lanzamiento del martillo.

Héctor Flores-El Mercurio Deportes
El histórico torneo de atletismo Orlando Guaita lucha por recuperar el nivel de otras épocas. En la Federación creen que van por buen camino. Esta semana anunciaron que el próximo año estarán en condiciones de hacer un "meeting internacional" al estilo "de la Diamond League". No era el momento para comentar el reclamo público de la atleta Lily Plaza por no realizar el campeonato en la pista principal del Estadio Nacional ni menos el dopaje de Natalia Duco.

Desde las nueve de la mañana, una hora antes de que partiera la competencia, Víctor Soto estaba parado al borde de la pista atlética Mario Recordón, capeando el sol con su sombrero fedora. Trabajó durante más de tres décadas como juez en el Guaita. Por su mente desfilan un sinfín de nombres y acontecimientos.


"Antes esto se hacía en el Nacional con 20 o 30 mil personas. ¿Qué pasó? Lo mismo me pregunto yo. Falta mano de las autoridades. En los alrededores del estadio hay cerca de diez colegios. Deberían estar acá mirando el campeonato", contó. No es el único que se queja aludiendo a que "todo tiempo pasado fue mejor".

Niños de distintos clubes de la capital y de regiones abren los fuegos. Entre ellos, destaca una pareja de hermanos haitianos. Llegaron a Chile el año pasado buscando una mejor vida junto a su familia. Viven en Lonquén.

"El niño va en segundo básico y la niña en tercero. A través del deporte se ha facilitado su integración, van a todas las competencias, comparten, les inculcamos valores.Queremos, además, aprovechar sus genes", afirmó la profesora encargada de actividades extraprogramáticas de la Escuela El Pino Viejo, Verónica Sánchez.



Salvo en la tribuna oficial, se vio poca gente. La legendaria Erika Olivera no paraba de sacarse fotos. Los y las deportistas cubrían los pasillos con los audífonos puestos y con la cabeza gacha. La tensión propia de antes de salir al ruedo. A lo más se acercaban a sus entrenadores para comentar algo o chequeaban en el celular sus registros anteriores.

La pista estaba impecable y un relator iba narrando lo que sucedía.La primera gran ovación del día llegó cuando se anunció el inicio del lanzamiento de martillo masculino. Era, con cinco competidores de nivel mundial, tres de ellos chilenos, la principal prueba del día.

Gabriel Kehr acabó imponiéndose con 72,44 metros, la mejor marca en la historia del Grand Prix. El temucano, promesa olímpica, viene en alza. Ya tiene marca mínima para el Mundial de Doha e intenta olvidar, aunque sea por un momento, la acusación de homicidio que todavía pesa sobre él. El juicio oral ya está preparado en La Araucanía. No quiso hablar con este medio.

La plusmarquista Isidora Jiménez fue la gran ausente de este año, pero las carreras de Fernanda Mackenna, de Carlos Díaz y, especialmente, la de Alfredo Sepúlveda agitaron el ambiente en Ñuñoa.

El sanantonino ganó en fallo fotográfico y confirmó por qué en la Federación lo ven como opción de medalla en los Panamericanos de este año. Poco antes de su coronación, un perro se metió a la cancha y estuvo a punto de arruinar una prueba de velocidad. Muy chileno.


La fiesta la armó un puñado de uruguayos. Cantaron y agitaron su bandera de principio a fin. Tras el triunfo de su compatriota María Pía Fernández en los 1500 metros, parecía que estaban en las graderías del Centenario de Montevideo.

Sobre el final, llegó el punto negro del día. El argentino Braian Toledo, campeón de los Juegos Olímpicos de la Juventud y una de las grandes estrellas foráneas del certamen, ganó el oro en la jabalina con su primer lanzamiento (75,40 metros), pero se lesionó en el segundo.

Desde la cancha trataban de avisarle a su entrenador, Kari Ihalainen. El finlandés, sin embargo, no entendía bien qué era lo que le decían. Finalmente, Toledo se fue en ambulancia. Sufrió un esguince.

Así se vivió parte de un torneo de atletismo que busca resurgir y tener el público que alguna vez hacía de éste una verdadera fiesta.

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