SANTIAGO.- El Superclásico 185 entre la U y Colo Colo que se disputó ayer sábado, no solo tuvo condimentos dentro del campo de juego.
También contó con una interesante presencia de personajes del mundo del fútbol en las tribunas. Pero hubo dos que se robaron la película por un tema de contigencia a cerca de un mes del debut de la selección chilena en Copa América
Por un lado, Marcelo Díaz. El volante formado en la U llegó al Nacional para ver en acción a su ex equipo. Por el otro, Reinaldo Rueda, el técnico de la "Roja", quien hasta el día de hoy no ha considerado al actual jugador de Racing. Ambos vivieron un marcado contraste en la tarde que coincidieron en Ñuñoa...
Como "rockstar" en casa
Quiso pasar desapercibido con lentes y un jockey, pero de igual manera fue identificado por los fanáticos universitarios.
La presencia de Díaz en el palco del Nacional generó una verdadera locura entre los que estaban cerca. Vistiendo una camiseta retro de los azules, el ex Basilea y otrora pieza clave de la selección, se dio tiempo de compartir con los hinchas, quienes le hicieron sentir su total cariño.
El mediocampista se fotografió con quien se lo pidió y constantemente recibió palabras de apoyo. "Grande 'Carepato'", se escuchó de un grupo de simpatizantes, mientras algunos le pedían que retorne al club en este duro momento que viven los azules.
Vibró como uno más con el tanto de Leandro Benegas y su pesar cuando igualó Colo Colo fue notorio. Sobre el final, se retiró sin dar declaraciones y de manera rauda, quizás para evitar cruzarse con alguien indeseado...
Recriminado y oculto en una caseta
Esa persona con la que probablemente no quería toparse Díaz era Reinaldo Rueda, quien no fue bien recibido en Ñuñoa.
Todo lo contrario, apenas arribó al Nacional a las 11:20 horas en un Kia gris, sintió el hostigamiento de los aficionados estudiantiles, quienes le hicieron sentir al cafetero su descontento con la marginación de su ídolo en el equipo de todos.
"
Ponte vivo y llama al Carepato c...'", le recriminó un hombre acercándose e incluso dándole un golpe al auto, lo que generó la intempestiva reacción de los efectivos de seguridad.
Dentro del recinto, Rueda dialogó con los medios, pero tampoco pudo hacerlo bajo tranquilidad. En cada rincón y en cada paso que daba al interior del estadio, los azules le hacían sentir su molestia por no considerar al volante.
La calma para el caleño solo llegó cuando arrancó el compromiso, el cual divisó al interior de una caseta del Nacional, en una clara señal de querer evitar los emplazamientos e insultos.
Así fue el día en que dos hombres con presente y pasado en la "Roja" vivieron las dos caras de la moneda. Una conversación entre ambos otra vez quedó pendiente...
