Gustavo Alarcón le ganó incluso al dos del mundo.
AFP
LIMA.- Si uno debía apostar a las disciplinas que iban a dar medallas en estos Juegos Panamericanos, la esgrima no aparecía entre las pruebas favoritas para ser nicho de preseas.
Pero contra todo pronóstico, este deporte tiñó de plata al Team Chile en la jornada del martes. Y el encargado de darle a nuestro país una impensada medalla fue un joven de apenas 20 años que no se achicó y se codeó de tú a tú ante los mejores del mundo.
Gustavo Alarcón arrancó su participación en silencio y sin estar entre los candidatos al podio. Pero fue quemando etapas hasta llegar a la semifinal, donde dio el batacazo al derrotar al norteamericano Race Imboden, número dos del planeta.
Cayó en la final ante otro peso pesado como Gerek Meinhardt, pero conquistó una medalla que no se daba desde Guadalajara 2011 en esta disciplina.
"Fue increíble. No me imaginaba ganarle al numero dos del ranking. Cuando tuve la oportunidad de competir con el en la clasificación hoy día mismo, no me sentí tan alejado", señaló este joven nacido en Vitacura, pero criado en la comuna de San Miguel.
"Fue como ganarle al Federer de la esgrima"
Alarcón recibió el apoyo presencial de su padre Juvenal, quien viajó a Lima en compañía de su hermana Rudy. La emoción una vez consumado el triunfo en el Centro de Convenciones de Lima se apoderó de ambos.
"Haberle ganado a Imboden fue como ganarle al Federer o Messi de la esgrima. Esto es un sueño, fue éxtasis total. Se me salió el corazón, lloré...Estoy con mucho orgullo", afirmó su padre.
Un logro que sus familiares sienten como un oro, considerando todo el esfuerzo y trabajo que viene haciendo. "Viene viajando hace 7 o 8 meses con su mochila. Todos hemos estado involucrados, su mamá que ahora está en Italia, su hermano que está en Santiago. Todo es un esfuerzo que redunda en esto", comentaron.
El talento viene de familia
¿Como nació esta pasión por los floretes? Su tía Rudy lleva 49 años haciendo esgrima y se encargó de traspasarle su pasión a su sobrino-ahijado.
"De los seis años que practica. Esto se debe a un trabajo y un crecimiento progresivo. Esto no es un 'chiripazo'", cuentan el par de hermanos con el pecho inflado por este batacazo de este joven que todavía debe definir si seguirá estudiando, tras un año sabático dedicado a los viajes para competir.
Lo cierto es que con este segundo lugar el apetito se le abre de cara a Santiago 2023 e incluso por qué no proyectarse a unos Juegos Olímpicos. El camino de una promisoria carrera escribió su primer capitulo dorado en tierras limeñas.