La Universidad de Chile perdía 1-0 con la Universidad Católica y machacaba para conseguir el empate en el Nacional.
A los 65', Hernán Caputto miraba al banco y llamaba a su último refuerzo. Leonardo Fernández se sacaba el buzo y ya estaba listo para entrar.
Sustituyó a
Leandro Benegas y entró a jugar su primer clásico con la camiseta azul.
Su ingreso le cambió la cara a los azules e hizo muy buenos 30 minutos.
La U consiguió el empate a los 68' a través de Ángelo Henríquez y Fernández se hacía comandante en el ataque laico. Habilitó de gran forma a los 83' a Sebastián Ubilla, pero este último desaprovechó la ocasión.
Luego, a los 85', filtró un pase para Marcos Riquelme y el calvo delantero remató potente, pero su disparo se desvió en Germán Lanaro. Ya en los minutos finales, el uruguayo levantó un tiro libre y Nicolás Oroz cabeceó bombeado, pero su testazo se fue al travesaño.
Terminado el partido, el charrúa se detuvo a hablar con los medios, expresó sus sentimientos y emoción tras haber disputado su primer clásico.
"
Partido clásico, partido que todo el mundo sabe lo que se juega, con la pasión, con todo. Nosotros veníamos con nuestras armas a tratar de sacar un resultado positivo,
lo pudimos empatar. Al final de cuentas es un buen resultado".
Fernández prosiguió: "Fuimos superiores. Tuvimos personalidad, no tuvimos suerte (...) Tuvimos las ganas e hicimos todo para ganar".
También, evitó armar polémicas sobre los designados para patear las pelotas paradas: "Fui a hablar para encargarme, pero ellos son los encargados (Gonzalo Espinoza y Oroz). Tampoco voy a faltar el respeto, en una me tocó y 'Nico' la peina y pega en el palo. Ellos me dejaron a mí y yo a ellos".
Finalmente, al ser consultado por su primer clásico y el ambiente en las galerías, destacó: "Divino, precioso, nunca me había tocado jugar con tanto publico a favor, no me voy a olvidar nunca, como todas las primera veces se queda en el recuerdo".