Rosenery Mello llegó a ser portada de la revista Playboy, luego de ser una de las protagonistas del "Maracanazo".
El Mercurio
El 3 de septiembre de 1989, hace exactamente 30 años, ocurrió un hecho que quedó marcado a fuego en la historia del fútbol chileno: el "Maracanazo", donde Roberto "Cóndor" Rojas simuló haber sido impactado por una bengala, lo que provocó que la "Roja" abandonara el partido y terminó posteriores sanciones tanto para la selección como para el arquero.
Pero del otro lado hubo otra protagonista, quien adquirió fama por un hecho lamentable, por decir lo menos. Rosenery Mello fue la hincha responsable de lanzar la bengala al campo de juego.
La brasileña, en ese entonces de 24 años, encendió el artefacto como cualquier hincha más que busca una manera de alentar a su equipo, aunque lo de ella aportó para que posteriormente detonara el ya conocido fraude.
Su salto a la fama y el declive
Mello adquirió una connotación casi inmediata luego del hecho. Pasó a ser conocida como la "Fogueteira do Maracaná" y aunque estuvo un día en la cárcel por el hecho (fue liberada por falta de pruebas y al salir aseguró que "fue sin querer"), su rostro comenzó a hacerse rápidamente conocido.
Fue llamada por distintos programas de televisión e incluso llegó a ser portada de la reconocida revista de entretenimiento para adultos Playboy, en noviembre del mismo año.
Y aquello le trajo réditos económicos. Recibió 40 mil dólares en aquel momento por posar para dicha revista.
Sin embargo, su fama comenzó a desaparecer tan rápido como llegó. Años más tarde la propia "Fogueteira" confesó que no supo sacar mayor provecho de su momento de notoriedad.
Terminó alejada de las cámaras y en 2004 volvió a instalarse en la localidad de San Pedro Aldea, donde puso un puesto de venta de hot dogs y fuegos artificiales.
Finalmente, tal como su fama, su vida terminó de forma inesperada y de golpe. En junio de 2011, a los 45 años, Rosenery Mello sufrió un aneurisma cerebral que, pese a la intervención quirúrgica recibida en el hospital Naval Marcílio Días de Río de Janeiro, no pudo resistir.
Su familia, era madre de tres hijos, decidió donar los órganos de la mujer que gracias a una bengala adquirió una notoriedad seguramente impensada.
