El Barcelona, equipo donde juega Arturo Vidal, está goleando al Betis por la liga española. Ansu Fati aguarda al borde de la línea de cal, con su cara de niño y con el número 31 en la espalda. El asistente levanta el tablero electrónico y el murmullo recorre las gradas del Camp Nou. Así, ese juvenil que trata de ocultar su sonrisa se transformaba en el segundo futbolista más joven en debutar con la camiseta del Barcelona. Tiene apenas 16 años y 304 días.
No se cortó en su primer duelo. La pidió, gambeteó y encaró como si unos de los escenarios más intimidantes del mundo del fútbol fuese una extensión de las calles polvorientas en las que partió. Finalizado el encuentro, Lionel Messi, que no había jugado por lesión, lo esperaba en el túnel para felicitarlo. La foto de ambos abrazados acumuló miles de likes en redes sociales y fue vista como un símbolo. El presente y el futuro del club.
Si hasta hasta hace un mes era prácticamente un desconocido, hoy tiene revolucionado al club catalán. En el empate ante el Osasuna se convirtió en el jugador más joven en convertir en un partido oficial con el Barça . Su buena actuación hizo que Ernesto Valverde lo pusiera de titular frente al Valencia . Respondió con un gol y una asistencia en siete minutos, nadie había hecho algo así en la historia de la liga. Parece un extremo por sus carreras eléctricas en las orillas, un mediapunta por la facilidad para habilitar y un nueve por la voracidad que muestra dentro del área.
Ansu Fati nació muy lejos de Barcelona. Su tierra de origen es la República de Guinea-Bisáu, en África, y de allí emigró a España junto a sus padres en busca de una mejor vida. Tenía seis años.
Se instalaron en la localidad andaluza de Herrera. Bori Fati, padre de la familia, había sido futbolista, pero en su nueva patria trabajaba en lo que saliese: de recolector de basura a chófer del alcalde. Sus dotes, sin embargo, no se perderían. Ansu y su hermano mostraban mucho talento en las piernas.
Partieron en el barrio hasta que los reclutó el Sevilla. Ansu era distinto, un espectáculo. Agitaba los partidos y los trasformaba en un festival de túneles, globos y otras diabluras que dejaban por el suelo a sus rivales. Rápidamente los grandes de España posaron su mirada sobre él. Si bien el Real Madrid ofrecía más dinero, prefirió irse al Barcelona, seguro de que La Masía era la mejor escuela del mundo.
"Estábamos en el Sevilla, el Real Madrid ofrecía mejores condiciones que el Barça, pero ellos vinieron con el contrato a mi casa y nos convencieron. Cuando se enteró, el Sevilla se enfadó, Monchi (director deportivo) me preguntó cuánto me ofrecían, que quería que fichara por el Sevilla. Con nueve años, el club lo apartó y lo dejó sin jugar", contó su padre.
Se sobrepuso a la amargura jugando a la pelota donde fuese. Ya en su nuevo club, lo pusieron a competir con muchachos de más edad, pero eso no le impedía brillar. Su progresión fue a un ritmo frenético y ni siquiera una fractura de tibia y peroné pudo ponerle freno. En las series menores del cuadro culé coincidió con Víctor Valdés. El mítico arquero no olvida una anécdota que retrata la humildad del atacante.
"Vivió un momento especial con el juvenil A, lo he tenido muy poco. El primer día que lo puse, vino con molestias a Rusia. Tomamos la decisión de intentar resolver ese problema. Le dije que me enseñara las botas y eran un auténtico desastre, el dolor venía de ahí. Nadie cayó en comprar unas botas nuevas, y yo sí. Fuimos a comprar unas nuevas. Es fuerte, veloz y tiene desparpajo. A ese talento hay que darle la libertad para que fluya", comentó.
España quiere hacer con Ansu Fati lo que no pudo con Lionel Messi. Está haciendo gestiones para que reciba su pasaporte y pueda jugar el próximo Mundial Sub 17. A la espera de que se resuelva esa tesitura, el futbolista tiene otro récord en mente.
El Barcelona debuta este martes en la Champions League. Si juega, será el debutante más precoz en hacerlo con el club en este torneo. Si anota, podría ser el goleador más joven en la historia del máximo certamen europeo. Hasta ahora, el que tiene ese privilegio es Peter Ofori-Quaye, quien marcó a los 17 años y 195 días con el Olympiacos contra el Rosenborg en octubre de 1997.
"Nos está aportando muchas cosas a pesar de la edad. Hay que tener un poco de calma, pero ya ha sido titular. Los pasos normales dependerán de la personalidad que tenga. Se está formando y ahora tiene que asimilar esta situación que se sale de lo normal", ha dicho sobre él su técnico Ernesto Valverde.
Ansu Fati ha vivido una retahíla de acontecimientos increíbles en poco tiempo. Su desafío es mantenerse normal pese a lo excepcional de su presente y lo mucho que promete el futuro. Cuando debutó ante el Betis, sus papás se devolvieron a casa en tranvía. En el club le dicen que no olvide de dónde viene y lo que ha tenido que vivir.