La "Pulga" Rodríguez brilló en la clasificación de Colón.
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Marcó el descuento de su equipo y luego el quinto penal en la definición que le dio a Colón de Santa Fe el paso a la gran final de la Copa Sudamericana, la primera final internacional del club en sus 114 años de historia.
Se trata de Luis Miguel el "Pulga" Rodríguez, jugador de 34 años que fue clave en la gesta del conjunto argentino en la semifinal disputada ante Atlético Mineiro.
Y el atacante celebra, pero carga a cuestas con un doloroso episodio. El pasado 15 de septiembre falleció su padre tras batallar con una larga enfermedad. Un fatídico hecho que se suma a una lista de obstáculos que ha tenido que superar a lo largo de su vida y de su carrera deportiva, la que comenzó, como en el caso de muchos futbolistas, con muchas carencias.
En sus inicios en Tucumán, en el pueblo de Simoca, j
ugaba con zapatillas que no le quedaban o incluso descalzo, ya que no abundaban los recursos. Por eso, la emoción lo embarga cada vez que recuerda el sacrificio que hizo su padre en aquel entonces para comprarle sus primeros botines en una feria.
Ahí, en las canchas de tierra del barrio, comenzó a mostrar sus dotes, los que temprano dieron frutos. A los 14 años consiguió una prueba en el Real Madrid, donde incluso fue elegido como el mejor jugador en un Mundialito disputado en Gran Canaria en 2003, pero su fichaje finalmente no prosperó debido a que su en aquel entonces representante había logrado una cuerdo tácito con el Inter de Milán, el que tampoco terminó en buen puerto.
Las malas experiencias hicieron que su vida diera un vuelco. Se retiró del fútbol y trabajó de albañil en Bernachea-Falcon Servicios y consiguió otro trabajo en una central eléctrica, a la vez que volvió a jugar, pero nuevamente en el barrio.
2Periodos estuvo en Atlético Tucumán, donde es ídolo: Entre 2005 y 2010 y luego entre 2011 y 2018
"Me pagaban 70 pesos por jugar tres partidos por fin de semana. Ojo, tienes que estar mal de la cabeza o muy desesperado para jugar ahí. Porque las canchas tienen alambre de púa y si vas por la raya, los defensores te tiran contra ahí. Además, no puedes gambetear, porque si lo intentas, te rompen. Se juega sin canilleras, sin nada, y te van directamente al hueso. No me arrepiento: me permitió comer y ahora en Primera, cuando los defensores te vienen a ablandar, yo me río", confesó en su momento el propio Rodríguez.
Luego, en 2003, volvió a jugar, pero en la tercera categoría del fútbol argentino. Hasta que en 2005 llegó a Atlético Tucumán, cuadro con el que brilló, lo llevó a Primera División y donde hoy es ídolo.
Ahí jugó hasta 2018, con un breve paso por Newell's Old Boys entre 2010 y 2011, para luego recalar en Colón, donde ya está haciendo historia. Ya llevó al equipo a su primera final internacional, donde puede seguir agigantando su nombre.