Pese a tener un puñado de minutos en Primera División, Mohamed Lamine Diaby-Fadiga está en boca de todos en el fútbol francés. El joven jugador del Niza admitió haberle robado el reloj a un compañero de equipo, Kasper Dolberg, y fue desvinculado del club.
El hurto ocurrió el pasado 16 de septiembre luego de que finalizara el entrenamiento. Dolberg se dio cuenta de que le faltaba su reloj, valorado en aproximadamente 70 mil euros, y fue a hablar con los dirigentes.
No encontró el apoyo esperado, así que fue a la policía y denunció el hecho. La molestia del danés era tanta que incluso amenazó con no disputar el partido frente al Dijon. Sin embargo, finalmente saltó el campo y anotó en la victoria 2-1.
Finalmente, Diaby-Fadiga admitió su culpabilidad. "El Niza no puede permitirse el lujo de aceptar ese comportamiento ni ignorar esa falta", escribió el elenco galo en un comunicado.
El futbolista de 18 años le pidió disculpas a los hinchas de las "Águilas" y cree que actuó impulsado por los celos.
"Defendí la camiseta de mi club de la infancia con orgullo durante la temporada pasada en la Ligue 1. Desafortunadamente, me lesioné para muchos meses y mi vuelta a la competición fue aplazado otra vez después de recibir una tarjeta roja en un partido con el equipo sub 19. Me afectó mentalmente y mi situación contrastaba con el éxito y el aura de Kasper (Dolberg), mi compañero de equipo. Me desquité con él sin razón, tal vez un poco por celos. En lugar de luchar en el campo para competir con él, actué con odio", expresó.
"Dejo el club en el que siempre he querido tener éxito y crecer, lo que es para mí el mayor castigo. Espero demostrarles algún día que tenían razón y que soy mejor que esto. La redención vendrá en el campo y ahora quiero dedicarme a mi gran pasión: el fútbol", cerró.