Emoción pura. Así se puede describir el estado anímico de Valentina Toro tras derrotar a la turca Demirtuk Gulsen y proclamarse campeona mundial de karate Sub 21 en el Polideportivo del Estado Nacional.
Mayor sentimiento tuvo este título por que lo consiguió en un momento de crisis social y manifestaciones en su tierra, Chile. Sin embargo, abstraerse del clima que azotaba a Santiago en la pasada semana fue difícil.
Toro, en conversación con Emol, cuenta cómo fue sobrellevar esto.
"Hubo muchas reuniones con el equipo porque no podíamos hacer oídos sordos a lo que estaba pasando. Los entrenadores nos decían que estaba bien que estuviéramos de acuerdo, pero debíamos concentrarnos en los objetivos. Estuvimos dos meses concentrados entrenando de lunes a lunes. Fue difícil, la pasé mal, estuve 'bajoneada' y dijeron que el Mundial iba a ser a puertas cerradas y yo quería que mucha gente me viniera a ver, pero me mantuve concentrada porque este Mundial era mi máximo objetivo".
Pero lo de Toro, si se revisa su palmarés, parece no ser casualidad. La nacional ya lideraba el ranking en su categoría Sub 21 (-55 kilos) y su currículum la avala.
Por ejemplo, en marzo de este año, logró la plata en el Karate 1 Series A en Austria. Además, en 2018 se colgó el oro en el Panamericano Juvenil en Brasil. Remontándose más en el tiempo, en 2017 estuvo al tope del ranking en el Junior Kumite femenino -59 kilos. Incluso, cuando tenía 17, ya había sido cuatro veces campeona paranamericana juvenil y quinta en el Mundial juvenil de Indonesia en 2015.
Fuera del deporte, Toro, de 19 años, cursa Ingeniería Civil Industrial en la Usach. "Es súper difícil compatibilizar, corro para todos lados, tomo menos ramos que mis compañeros. Afortunadamente mis papas me prestan el auto y así es mucho más fácil. Mis papás me ven solo en la noche y no duermo mucho, como cinco horas diarias", le comenta a Emol.
Pero, ¿Cómo nace su gusto por este deporte? La chilena, oriunda de Santiago Centro, comenzó a los 7 años en el karate, compitiendo en pequeños torneos desde los 9. Ese fue el arranque de una carrera que ha estado plagada de títulos y condecoraciones. Sin embargo, en un principio no le agradaba el karate. Prefería hacer cualquier otra cosa. Tenía prejuicios.
"Lo encontraba deporte de hombre. Empecé a hacer karate por mi papá, él hacía y me metió con él porque era muy hiperactiva. No me atraía mucho porque había puros hombres y gente mayor. Yo era la única niña y la mas chica. Pero mi entrenador me llevó al CEO (Centro Nacional de Entrenamiento Olímpico) y ahí había más niñas, más seleccionadas y yo nunca había visto eso. Ahí me inspiré y quise representar a Chile".
- ¿Qué viene para ti en lo inmediato? ¿Cuáles son tus aspiraciones?
Ahora quiero descansar porque entrené muchísimo. La próxima semana enfocarme en la Premier League de Madrid y quiero dar lo mejor de mí, y clasificar a Tokio. Ahora estoy a descansar mi cuerpo y mi mente. Mi sueño es una medalla en los JJ.OO.
Como mala noticia, de clasificar a Tokio, serían los únicos Juegos Olímpicos que podrá disputar. En París 2024 el karate no estará. La chilena quiere estar en Japón y pergaminos tiene. Buscará la clasificación en mayo de 2020, en Francia.