Los alemanes no dejan nada al azar. Trabajan como una industria mecánica del alta precisión que no para de producir cracks para la selección. En los últimos años han ido apareciendo figuras como Joshua Kimmich, Florian Müller, Jann-Fiete Arp, pero quizá el más destacado de esta nueva generación sea el mediapunta Kai Havertz, compañero de Charles Aránguiz en el Bayer Leverkusen.
Con 17 años se convirtió el debutante más joven en la historia de las "aspirinas" y es el que más rápido llegó a los 50 partidos en el torneo germano.
No necesitó tiempo de adaptación al profesionalismo. Los estadios llenos de la Bundesliga no lo amedentraron, jugaba como si tuviese varios batallas en el cuerpo. Los límites solo los encontró fuera del campo. Hace dos años, no pudo viajar a España para enfrentar al Atlético de Madrid en un duelo de Champions. Debía rendir exámenes en el colegio.
Havertz hace gala de una técnica exquisita. Es un maestro del tiempo y el espacio, rápido de cabeza y con una fantástica zurda. Tiene 20 años y ya acumula más de treinta goles y una veintena de asistencia.
Ya ha sido siete veces internacional con la selección teutona. Hace un par de semanas, brilló ante Argentina y anotó su primera diana con la "Die Mannschaft". El diario El País lo definió así: "El más radiante foco de esperanza para su selección".
"Con Kai me pregunté la primera vez que le convocamos en 2018 si ya podría haber estado con nosotros desde hace un par de años. Parecía que siempre hubiera estado jugando con el resto del grupo, y eso raramente lo he visto antes en un jugador. Se abrirá camino y le ayudaremos", expresó el DT Joachim Löw.
Su caché crece exponencialmente. Juventus parece que es el más interesado en cerrar su fichaje. El entrenador de la "Vecchia Signora", Maurizio Sarri, lo llenó de elogios.
"Pensar que es de la generación del 99 y verlo en el campo con tanta calidad y personalidad sugiere que se convertirá en un jugador muy importante, uno de los más importantes de Europa", declaró.
Barcelona y United también evalúan su contratación. Los grandes de Europa se pelean al último diamante forjado en la fábrica alemana.