Max Verstappen, de Red Bull, fue el único que mantuvo la cabeza fría este domingo sobre el circuito de Interlagos, en el Gran Premio de Brasil, y firmó su tercera victoria de la temporada en una carrera con un final épico, cargado de polémicas y desastroso para la escudería Ferrari.
La penúltima prueba del Mundial de Fórmula Uno, ya en las manos del inglés Lewis Hamilton, no decepcionó y certificó el dominio en suelo brasileño de los motores Honda.
Adelantamientos arriesgados, estrategias diferentes, varios coches de seguridad y algunos choques decisivos, como el que protagonizaron Sebastian Vettel y Charles Leclerc a poco para el final.
El único que se mantuvo alejado del peligro fue el piloto de 22 años, que salió desde la pole, resistió las embestidas de Hamilton y pasó primero la bandera a cuadros tras completar las 71 vueltas en el Autódromo José Carlos Pace.
Verstappen, el piloto más joven en debutar, puntuar y ganar un Gran Premio en la historia de la Fórmula Uno, aprovechó el descalabro de Ferrari para superar a Leclerc en la clasificación de pilotos y situarse tercero, a falta del Gran Premio de Abu Dabi.
Su victoria en Brasil rompe además una racha de cuatro victorias consecutivas de Mercedes (Rusia, Japón, México y Estados Unidos).
Completó el podio de Interlagos el francés Pierre Gasly (Toro Rosso), el primero de su carrera deportiva, y un Hamilton que podría perder el tercer lugar tras un toque con el tailandés Alexander Albon (Red Bull) que está bajo investigación.
En caso de perder la posición, el español Carlos Sainz (McLaren) conseguiría subirse a un cajón por primera vez desde que compite en la máxima categoría del automovilismo.
Uno de los hechos que marcó el día fue el accidente entre Leclerc y Vettel, un ejemplo más de la tensión existente entre ambos y que dejó a Ferrari sin pilotos sobre la pista.
La otra polémica fue el toque entre Hamilton y Albon, que aprovechó Gasly para ponerse segundo.