A comienzos de temporada, Nicolás Massú hizo noticia. El capitán del equipo chileno de la Copa Davis, asumía como coach de Dominic Thiem, tenista que comenzaba a consagrarse como uno de los llamado a relevar al Big 3.
Y en un 2019 de ensueño, junto a Massú, Thiem logró dar el salto de calidad:
Consiguió cinco títulos, terminó top 5 y fue finalista del Masters de Londres.
El austriaco se consagró en el Masters 1000 de Indian Wells y los ATP de Beijing, Barcelona, Kitzbuhel y Viena. Todo eso, con el ex 9 del mundo en las tribunas.
Además de esto, llegó a la final de Roland Garros, siendo superado por el inoxidable y la leyenda de la arcilla francesa, Rafael Nadal, número uno del mundo.
Hoy domingo, en el último torneo de la temporada, Thiem casi logra el ansiado Masters de Londres. Sin embargo, cayó ante un inspirado Stefanos Tsitsipas (6°).
Pese a la derrota, esto no logra opacar en nada su tremenda temporada. La mejor de su carrera. A sus 26 años, vive inmerso en un nivel de ensueño y no parece tocar techo aún.
Massú tiene que ver en esto. Él mismo lo ha dicho en algunas ocasiones. "Creo que mi juego es más imprevisible. Es una gran cosa, aprendí a jugar muy bien desde lejos, eso lo he aprendido. En los últimos años tenía el problema de que jugaba muy bien, pero creo que mi juego era demasiado previsible", dijo en su momento Thiem sobre lo que le ha aportado el chileno.
Lo cierto es que Thiem aún tiene años para seguir despuntando en el circuito. Este 2019 demostró que su calidad no es casualidad.