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Entrenamientos interminables y varios encontronazos: Las increíbles "locuras" de Marcelo Bielsa cuando dirigía a un equipo universitario

"Nos exigía como si fuésemos profesionales", rememora uno de sus dirigidos.

07 de Junio de 2020 | 14:00 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Bielsa ahora tiene como gran anhelo ascender con el Leeds.

AFP
Marcelo Bielsa deja una huella imperecedera por donde va. El técnico dirigió, entre otros, a Newell´s Old Boys, el seleccionado argentino, la "Roja", el Athletic de Bilbao y ahora está en el Leeds United. Para Pep Guardiola es el mejor del mundo. Quería ser entrenador desde su época de jugador y su sueño comenzó a tomar forma en el fútbol universitario. Allí revolucionó al equipo de la Universidad de Buenos Aires (UBA).


"Tendría 27 años cuando Bielsa vino. Ya era profesor de educación física y estaba terminando el curso de DT. Lo nombran director del departamento de Deportes. Él quería organizar las cosas, pero además deseaba dirigir. Entonces se dedica a armar la selección de la universidad, pero en serio, con un sistema de entrenamientos rigurosos. Y yo colaboro con él, en la formación de una liga inter-instituciones, porque él logró que autoricen a la UBA a competir contra equipos que no eran universitarios", dijo Alberto Casasco, técnico que ha trabado toda su vida en la institución, al diario La Nación.

Casasco cuenta que el "Loco" siempre lo trataba de usted pese a que no había tanta diferencia de edad. Organizaba amistosos con las reservas de Boca o Argentinos Juniors y sorprendía con torneos relámpago en los que jugaron varios que llegarían al profesionalismo.

Muchos de los estudiantes que estaban en el equipo de la UBA se lo tomaban como una distracción y solo aparecían los días de partido. Para el rosarino eso era inaceptable.

"Le decían: 'no puedo, yo a esa hora estudio'. Pero Bielsa iba más allá: '¿A qué hora estudia?', les consultaba. 'Bueno, ¿a las 10 de la noche puede entonces?'. Y los esperaba y los hacía ir a las diez de la noche y los entrenaba. Si era uno, uno; si eran dos, dos. Después, obvio, los jugadores se adaptaban y terminaban yendo al horario grupal", narra Casasco.

Bielsa exigía como si ya estuviese al frente de una plantilla de profesionales. Sus guías eran la disciplina y la planificación. Esa forma de conducirse al principio le chocaba a varios jugadores.

Dos ex dirigidos recuerdan que al técnico anterior lo tenían que despertar media hora antes de los partidos porque se quedaba dormido. Con el futuro entrenador de la "Albiceleste", en cambio, sabían a qué hora empezaba el entrenamiento, pero no cuándo finalizaba.


"En mi vida había visto un conito. Al principio no entendíamos nada. Nos hacía entrenar como si fuéramos profesionales. Nos mataba. ¡Hacíamos 600 abdominales por día!", apunta Miguel Calloni.

"Y repetía los ejercicios hasta que nos salieran. No importaba la hora. No nos decía como otros entrenadores: 'son estudiantes, están cansados'. Exigía siempre", añade Aldo Forti.

Bielsa es frontal y piensa que todos merecen el mismo trato. Un día tuvo un cruce con la figura del equipo, Eloy Del Val, y la discusión fue subiendo de tono. Terminada la práctica, el DT se sacó el reloj y lo esperó en las escalinatas del vestuario.

"Arreglemos esto como caballeros, señor Del Val". Todos quedaron pasmados. También se calentaba si en algún partido veía mala intención. Una vez a un jugador suyo le dieron un codazo y lo tuvieron que calmar para que no fuese a buscar al agresor.

El rosarino siempre está tratando de aprender. Estudia y estudia con un afán enfermizo buscando nuevos recursos para incorporar a sus equipos. Casasco no olvida una anécdota. Le prestó un libro enorme esperando algún comentario de vuelta. Recibió mucho más.

"Un amigo mío hizo un viaje a España y me trajo un libro de Hidegkuti, el estratega de esa Hungría fenomenal, que podía ser 5 o falso 9. Lo sigo teniendo, tiene 400 páginas. Y debe tener 2000 situaciones de juego, una cosa de locos. Cuando me lo trae, digo: se lo voy a llevar a Marcelo para ver qué dice. Al otro martes, me devuelve el libro y me dice: 'Casasco, ¿usted vio en la página 222, que hay un ejercicio que podemos hacer?'. No sólo se había leído las 400 páginas en menos de siete días, sino que ¡se sabía el libro de memoria! Una dedicación y empuje mostraba", expresa.

Bielsa no obtuvo títulos en la UBA, pero sentó las bases para que en los años siguientes se convirtiera en la fuerza dominante del fútbol universitario ya con Casasco al mando. Bielsa siguió su camino en las inferiores de su adorado Newells, siempre con la maxíma de que "a lo loco se vive mejor".
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